Mencionar las políticas sindicales de Aramburu y sus consecuencias en el
movimiento obrero argentino.
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Fue uno de los propulsores de la autodenominada Revolución Libertadora que derrocó al gobierno constitucional de Juan Domingo Perón el 16 de septiembre de 1955 y que designó como presidente de facto al general Eduardo Lonardi.
Sin embargo, tras el derrocamiento de Perón en 1955, la política de Eduardo Lonardi no fue lo suficientemente «dura» contra el peronismo. Esto provocó que el 13 de noviembre de 1955 las fuerzas armadas lo reemplazaran en el cargo por el general Aramburu. El nuevo gobierno mantuvo como cuerpo asesor la Junta Consultiva integrada por políticos pertenecientes a partidos y sectores que se habían opuesto al gobierno peronista.
Uno de los principales objetivos de la Revolución Libertadora fue la «desperonización del país», por lo que se investigó y en algunos casos se procesó a los funcionarios del gobierno derrocado, se intervino la Confederación General del Trabajo de la República Argentina, se destruyeron todos los símbolos del peronismo que habían sido incorporados al aparato del Estado y se llegó a prohibir la sola mención del nombre de Perón, quien pasó a ser llamado en los medios como el «expresidente», el «tirano prófugo» o bien «el dictador depuesto». El peronismo contestó con una serie de huelgas y sabotajes, iniciando lo que dio en llamarse la Resistencia Peronista.
También se dejaron sin efecto los nombres alusivos al movimiento peronista tales como Eva Perón, Juan Domingo Perón, 26 de julio, 8 de octubre, 7 de mayo y 17 de octubre entre otros, que designaban a calles, plazas, estaciones de subterráneo y de ferrocarril (la estación Presidente Perón retomó su nombre de Retiro), municipios, escuelas, hospitales y otros establecimientos públicos. También se cambió el nombre de las provincias Eva Perón (que retomó el nombre de La Pampa y Presidente Perón (que volvió a denominarse Chaco) y de la ciudad Eva Perón, que retornó al nombre de La Plata. Los medios de comunicación fueron controlados y se prohibió cualquier tipo de propaganda favorable a Perón o al peronismo. Bajo penas de clausura del medio se obligó a llamar a Juan Domingo Perón como «tiráno prófugo» o «dictador depuesto».
Gracias a los cambios ministeriales dispuestos por Aramburu, el Ministerio de Comunicaciones pasó a intervenir y ocupar un lugar central en la política educativa primaria haciendo foco en las tareas de desperonización, llegando a disponer desde los cambios y censuras de textos en las curriculas escolares, hasta la organización y el control de los aparatos del gobierno educativo encargados de aplicar la legislación. Todo con el fin de borrar las ideas peronistas y a desacreditar la figura de Perón y de diversos funcionarios pertenecientes a todos los niveles estatales.10Se combinó un gran despliegue de su aparato de propaganda: la autodenominada Marcha de La Libertad, marcha militar símbolo del golpe de Estado de 1955, fue impuesta obligatoriamente dentro de las escuelas y al inicio de los informativos en todo el territorio nacional.11
Se llegó al extremo de castigar a deportistas: cualquier figura del deporte que se hubiera desarrollado gracias a las políticas de Estado peronistas, pagaba con la exclusión social. Tal situación afectó a un centenar de los principales atletas argentinos, como el remero olímpico Eduardo Guerrero (1928-2015), todos los campeones mundiales de básquet de 1950, el campeón sudamericano de bochas Roque Juárez, el maratonista Delfo Cabrera y hasta los corredores Walter Lemos y Osvaldo Suárez, que por consecuencia de la suspensión no pudieron competir en la Maratón de Melbourne 1956.
En el área cultural se creó el Fondo Nacional de las Artes, se dejó sin efecto la prohibición de funcionar que afectaba a entidades tales como la Sociedad Científica Argentina, el Colegio Libre de Segunda Enseñanza y el teatro independiente IFT. Se restituyó la autonomía a las universidades públicas, permitiendo así que sus autoridades pasaran a ser elegidas por los claustros de profesores, egresados y alumnos.
El ministro de Comunicaciones de la dictadura, Luis María Ygartúa, hizo intervenir los más importantes periódicos para «reorientar» su mensaje, colocando en ellos a civiles favorables a la dictadura. Carlos Alberto Erro fue designado interventor de ALEA y ATLAS, Ernesto Sábato como director de Mundo Argentino, a Vicente Barbieri como director de El Hogar y Crítica, a José Barreiro como director de El Mundo, a Walter Costanza como director de La Época, y a Ricardo Mosquera como director de Democracia.
El movimiento obrero argentino tiene una larga y compleja historia de luchas. Con el movimiento independentista comenzó la abolición de la servidumbre y la encomienda a que estaban sometidos los indígenas y la esclavitud a que estaban sometidas las personas secuestradas en África y sus descendientes, por el Imperio español.Los gauchos llevaron adelante una contienda contra los estancieros.