• Asignatura: Castellano
  • Autor: pansitoto
  • hace 5 años

aiuda

Dicho por todos los argentinos "Dios está en todas partes pero atiende en Buenos Aires". La frase, tan común en las provincias, remite a una contradicción: Argentina es un país con un régimen institucional federal y un gobierno fuertemente centralizado. Esta historia se inicia en 1810 y llega a nuestros días. bunda en simplificaciones, como la de "unitarios" y "federales". Por ejemplo, la mentada ciudad, sede del gobierno central, fue hasta 1880 la capital de la provincia más celosa de su autonomía. En 1820 con la caída del Directorio desapareció entonces el gobierno central, y surgieron catorce provincias soberanas, incluida la de Buenos Aires.
Estos gobiernos provinciales suelen asociarse con los caudillos, como el célebre Facundo Quiroga. Esto es solo una parte de la verdad. Los estados provinciales fueron repúblicas, con constituciones o estatutos, tres poderes, quizá no muy equilibrados, y una legitimación electoral magra, pero que en la época era suficiente. Aunque las guerras entre las provincias fueron frecuentes, también eran habituales los pactos entre ellas. Es cierto que había una común aspiración a reunir un Congreso que constituye una nación, de límites no muy definidos, sin embargo estos proyectos tenían una premisa: el nuevo Estado debería respetar la autonomía de las provincias.
Rocchi señaló que, lejos de ser "unitaria", ninguna provincia fue más "federal" que Buenos Aires.
Eduardo Zimmermann señaló que los sistemas federales han sido siempre muy complicados. En el Río de la Plata, las instituciones provinciales eran endebles y los presupuestos de los "trece ranchos" -como decían los políticos porteños- equivalen todos juntos a apenas una cuarta parte del de la provincia porteña.
Buenos Aires rechazó incorporarse a la Confederación, constituyó un Estado autónomo y dictó su Constitución. Ambos estados subsistieron separados casi diez años. Pudieron haber sido dos naciones diferentes -nada estaba escrito por entonces- pero la idea de Bartolomé Mitre de que la "nación preexistente" debía unirse encontró eco en ambas partes. En 1860 Buenos Aires se incorporó a la Confederación, luego de algunas reformas de la Constitución que garantizaron los derechos de las provincias. Pero no se modificaron dos cuestiones clave: la representación igualitaria en el Senado y la nacionalización de las rentas de Aduana. Aprovechando el régimen federal de gobierno, las viejas provincias mantuvieron un poder importante, que utilizaron para paliar el desequilibrio. Paz recuerda los argumentos de un historiador jujeño de entonces: "La solidaridad es un precepto", decía, y con la "buena voluntad" del Estado podría construirse "un interés nacional grandioso".
La buena voluntad -es decir, el reparto de los beneficios- debía ser estimulada, y eso hicieron los gobernadores y senadores del Interior -dos por provincia-, en diálogo con el presidente de la Nación y sus ministros, casi siempre de origen provinciano.Los políticos de las provincias instalados en la capital, como el "nieto de Juan Moreyra" de Roberto Payró, utilizaron su influencia para recibir generosos préstamos de los bancos estatales.
Por otra parte este "derrame" de "las migajas del banquete" se mezclaron gastos importantes para la construcción de la Nación en proceso de unificación, como los ferrocarriles, con gangas y estafas. Las provincias comenzaron a habituarse a gastar sin asumir la responsabilidad de recaudar los ingresos necesarios: en Buenos Aires atendía nada menos que Dios.
A la vez, el peso político del Interior tradicional se manifestó a la hora de decidir sobre cuestiones que tenían que ver con la modernización, social y cultural. ¿Esto fue bueno o malo? Es una cuestión tan opinable como la de otros temas en discusión hoy. Pero los problemas surgidos de un Estado que combina la centralización con un federalismo sui generis siguen abiertos.
Claro que desde esa fecha, el nuevo polo fue el Estado. Aunque siguió atendiendo en Buenos Aires, Dios lo hacía a través de un Estado nacional crecientemente centralizado
N. de la R.: Este artículo se basa en el tercer encuentro del ciclo de charlas sobre hechos históricos polémicos que organiza el Club del Progreso.

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Respuestas

Respuesta dada por: diego4565crack
0

Respuesta:

eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

Explicación:

nose

Respuesta dada por: mariatzelcet
0

Respuesta:

NO SÉ DISCULPA PORFAVOR

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