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Un día sin electricidad
Muchas veces nos decimos a nosotros mismos que la electricidad tiene un rol muy importante en nuestra sociedad ya que hace que los electrodomésticos, lámparas, herramientas... funcionen. Pero, ¿qué pasaría si de repente por algún fallo en el suministro eléctrico o algo similar no tuviéramos acceso a ella durante un periodo de 24 horas? En realidad nos vamos a limitar simplemente a no poder usar la electricidad en absoluto o en el caso más extremo (que puede llegar a ocurrir en la actualidad) una tormenta solar o explosión nuclear a gran altitud con Pulso Electro Magnético, que inutilizaría todos los dispositivos electrónicos de un país debido al campo eléctrico que fundiría toda la electrónica.
En este artículo ilustraremos cuáles serían sus principales consecuencias y posibles soluciones a ellas.
Velas de cera corrientes, alternativa a la luz eléctrica
Todo comienza nada más haberse levantado. Si es una época del año en la que (dependiendo de la hora a la que te levantes) no ha amanecido todavía (invierno), y la habitación en la que te encuentras está a oscuras, comienzan las dificultades para caminar sin tropezarse con los distintos objetos que en la habitación se encuentran. Siempre y cuando ya haya amanecido uno ya podrá ducharse (con agua fría si el calentador funciona con electricidad y no con gas) y asearse con normalidad gracias a la luz solar. Sin embargo, si queremos un café bien calentito mientras disfrutamos del agradable calor del sistema de calefacción, no podremos ya que los electrodomésticos que producen calor (horno, microondas, tostadora, etc.) precisan de energía eléctrica para poder funcionar (a no ser que poseas una cocina de gas con la que sí podrías cocinar. Prosiguiendo, para ir al colegio obviamos el contacto eléctrico de la llave en el contacto del coche para poder arrancarlo pues sin el coche o autobús muchos no podrían ir al colegio. Llegamos y nos damos cuenta de que no podremos usar dispositivos electrónicos ni teléfonos móviles. Los ordenadores en las aulas, las pizarras digitales y la propia iluminación eléctrica de las aulas no se puede usar, así que nos limitaríamos a escuchar al profesor escribiendo en la pizarra tradicional. Volviendo a casa los deberes los tendríamos que hacer antes de que oscureciera. Y para comer, no podríamos comer o tomar alimentos fríos o calientes ya que ni la nevera ni el horno o microondas o vitrocerámica funcionan. No podríamos leer por la noche ni ver la tele. Yéndonos a la cama tendríamos cuidado de no tropezarnos.
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