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1
CAPITULO 3 1:15
Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la hora nona.2 Había un hombre, tullido desde su nacimiento, al que llevaban y ponían todos los días junto a la puerta del Templo llamada Hermosa para que pidiera limosna a los que entraban en el Templo.3 Este, al ver a Pedro y a Juan que iban a entrar en el Templo, les pidió una limosna.4 Pedro fijó en él la mirada juntamente con Juan, y le dijo: «Míranos.»5 El les miraba con fijeza esperando recibir algo de ellos.6 Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro7 Y tomándole de la mano derecha le levantó. Al instante cobraron fuerza sus pies y tobillos,8 y de un salto se puso en pie y andaba. Entró con ellos en el Templo andando, saltando y alabando a Dios.9 Todo el pueblo le vio cómo andaba y alababa a Dios10 le reconocían, pues él era el que pedía limosma sentado junto a la puerta Hermosa del Templo. Y se quedaron llenos de estupor y asombro por lo que había sucedido.11 Como él no soltaba a Pedro y a Juan, todo el pueblo, presa de estupor, corrió donde ellos al pórtico llamado de Salomón.12 Pedro, al ver esto, se dirigió al pueblo: «Israelitas, ¿por qué os admiráis de esto, o por qué nos miráis fijamente, como si por nuestro poder o piedad hubiéramos hecho caminar a éste?13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, a quien vosotros entregasteis y de quien renegasteis ante Pilato, cuando éste estaba resuelto a ponerle en libertad.14 Vosotros renegasteis del Santo y del Justo, y pedisteis que se os hiciera gracia de un asesino,15 y matasteis al Jefe que lleva a la Vida. Pero Dios le resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello.
CAPITULO 4 1:22
1 Estaban hablando al pueblo, cuando se les presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del Templo y los saduceos,2 molestos porque enseñaban al pueblo y anunciaban en la persona de Jesús la resurrección de los muertos.3 Les echaron mano y les pusieron bajo custodia hasta el día siguiente, pues había caído ya la tarde.4 Sin embargo, muchos de los que oyeron la Palabra creyeron5 Al día siguiente se reunieron en Jerusalén sus jefes, ancianos y escribas,6 el Sumo Sacerdote Anás, Caifás, Jonatán, Alejandro y cuantos eran de la estirpe de sumos sacerdotes.7 Les pusieron en medio y les preguntaban: «¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho vosotros eso?»8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: «Jefes del pueblo y ancianos,9 puesto que con motivo de la obra realizada en un enfermo somos hoy interrogados por quién ha sido éste curado,10 sabed todos vosotros y todo el pueblo de Israel que ha sido por el nombre de Jesucristo, el Nazoreo, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos11 El es la piedra que vosotros, los constructores, habéis despreciado y que se ha convertido en piedra angular.12 Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos.»13 Viendo la valentía de Pedro y Juan, y sabiendo que eran hombres sin instrucción ni cultura, estaban maravillados. Reconocían, por una parte, que habían estado con Jesús14 y al mismo tiempo veían de pie, junto a ellos, al hombre que había sido curado15 Les mandaron salir fuera del Sanedrín y deliberaban entre ellos.16 Decían: «¿Qué haremos con estos hombres? Es evidente para todos los habitantes de Jerusalén, que ellos han realizado una señal manifiesta, y no podemos negarlo.17 Pero a fin de que esto no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen ya más a nadie en este nombre.»18 Les llamaron y les mandaron que de ninguna manera hablasen o enseñasen en el nombre de Jesús.19 Mas Pedro y Juan les contestaron: «Juzgad si es justo delante de Dios obedeceros a vosotros más que a Dios.20 No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.»21 Ellos, después de haberles amenazado de nuevo, les soltaron, no hallando manera de castigarles, a causa del pueblo, porque todos glorificaban a Dios por lo que había occurrido,22 pues el hombre en quien se había realizado esta señal de curación tenía más de cuarenta años.
Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la hora nona.2 Había un hombre, tullido desde su nacimiento, al que llevaban y ponían todos los días junto a la puerta del Templo llamada Hermosa para que pidiera limosna a los que entraban en el Templo.3 Este, al ver a Pedro y a Juan que iban a entrar en el Templo, les pidió una limosna.4 Pedro fijó en él la mirada juntamente con Juan, y le dijo: «Míranos.»5 El les miraba con fijeza esperando recibir algo de ellos.6 Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro7 Y tomándole de la mano derecha le levantó. Al instante cobraron fuerza sus pies y tobillos,8 y de un salto se puso en pie y andaba. Entró con ellos en el Templo andando, saltando y alabando a Dios.9 Todo el pueblo le vio cómo andaba y alababa a Dios10 le reconocían, pues él era el que pedía limosma sentado junto a la puerta Hermosa del Templo. Y se quedaron llenos de estupor y asombro por lo que había sucedido.11 Como él no soltaba a Pedro y a Juan, todo el pueblo, presa de estupor, corrió donde ellos al pórtico llamado de Salomón.12 Pedro, al ver esto, se dirigió al pueblo: «Israelitas, ¿por qué os admiráis de esto, o por qué nos miráis fijamente, como si por nuestro poder o piedad hubiéramos hecho caminar a éste?13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, a quien vosotros entregasteis y de quien renegasteis ante Pilato, cuando éste estaba resuelto a ponerle en libertad.14 Vosotros renegasteis del Santo y del Justo, y pedisteis que se os hiciera gracia de un asesino,15 y matasteis al Jefe que lleva a la Vida. Pero Dios le resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello.
CAPITULO 4 1:22
1 Estaban hablando al pueblo, cuando se les presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del Templo y los saduceos,2 molestos porque enseñaban al pueblo y anunciaban en la persona de Jesús la resurrección de los muertos.3 Les echaron mano y les pusieron bajo custodia hasta el día siguiente, pues había caído ya la tarde.4 Sin embargo, muchos de los que oyeron la Palabra creyeron5 Al día siguiente se reunieron en Jerusalén sus jefes, ancianos y escribas,6 el Sumo Sacerdote Anás, Caifás, Jonatán, Alejandro y cuantos eran de la estirpe de sumos sacerdotes.7 Les pusieron en medio y les preguntaban: «¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho vosotros eso?»8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: «Jefes del pueblo y ancianos,9 puesto que con motivo de la obra realizada en un enfermo somos hoy interrogados por quién ha sido éste curado,10 sabed todos vosotros y todo el pueblo de Israel que ha sido por el nombre de Jesucristo, el Nazoreo, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos11 El es la piedra que vosotros, los constructores, habéis despreciado y que se ha convertido en piedra angular.12 Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos.»13 Viendo la valentía de Pedro y Juan, y sabiendo que eran hombres sin instrucción ni cultura, estaban maravillados. Reconocían, por una parte, que habían estado con Jesús14 y al mismo tiempo veían de pie, junto a ellos, al hombre que había sido curado15 Les mandaron salir fuera del Sanedrín y deliberaban entre ellos.16 Decían: «¿Qué haremos con estos hombres? Es evidente para todos los habitantes de Jerusalén, que ellos han realizado una señal manifiesta, y no podemos negarlo.17 Pero a fin de que esto no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen ya más a nadie en este nombre.»18 Les llamaron y les mandaron que de ninguna manera hablasen o enseñasen en el nombre de Jesús.19 Mas Pedro y Juan les contestaron: «Juzgad si es justo delante de Dios obedeceros a vosotros más que a Dios.20 No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.»21 Ellos, después de haberles amenazado de nuevo, les soltaron, no hallando manera de castigarles, a causa del pueblo, porque todos glorificaban a Dios por lo que había occurrido,22 pues el hombre en quien se había realizado esta señal de curación tenía más de cuarenta años.
gabi321:
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