• Asignatura: Castellano
  • Autor: adamartinez330
  • hace 5 años

A Antoñito López le gustaban los juegos peligrosos: subir por la escalera de mano
del tanque de agua, tirarse por el tragaluz del techo de la casa, encender papeles en la
chimenea. Esos juegos lo entretuvieron hasta que descubrió la soga, la soga vieja que
servía otrora para atar los baúles, para subir los baldes del fondo del aljibe y, en
definitiva, para cualquier cosa; sí, los juegos lo entretuvieron hasta que la soga cayó en
sus manos. Todo un año, de su vida de siete años, Antoñito había esperado que le dieran
la soga; ahora podía hacer con ella lo que quisiera. Primeramente hizo una hamaca
colgada de un árbol, después un arnés para el caballo, después una liana para bajar de
los árboles, después un salvavidas, después una horca para los reos, después un
pasamano, finalmente una serpiente. Tirándola con fuerza hacia delante, la soga se
retorcía y se volvía con la cabeza hacia atrás, con ímpetu, como dispuesta a morder. A
veces subía detrás de Toñito las escaleras, trepaba a los árboles, se acurrucaba en los
bancos. Toñito siempre tenía cuidado de evitar que la soga lo tocara; era parte del juego.
Yo lo vi llamar a la soga, como quien llama a un perro, y la soga se le acercaba, a
regañadientes, al principio, luego, poco a poco, obedientemente. Con tanta maestría
Antoñito lanzaba la soga y le daba aquel movimiento de serpiente maligna y retorcida
que los dos hubieran podido trabajar en un circo. Nadie le decía: “Toñito, no juegues
con la soga.”La soga parecía tranquila cuando dormía sobre la mesa o en el suelo. Nadie
la hubiera creído capaz de ahorcar a nadie. Con el tiempo se volvió más flexible y
oscura, casi verde y, por último, un poco viscosa y desagradable, en mí opinión. El gato
no se le acercaba y a veces, por las mañanas, entre sus nudos, se demoraban sapos
extasiados. Habitualmente, Toñito la acariciaba antes de echarla al aire, como los
discóbolos o lanzadores de jabalinas, ya no necesitaba prestar atención a sus
movimientos: sola, se hubiera dicho, la soga saltaba de sus manos para lanzarse hacia
delante, para retorcerse mejor. Si alguien le pedía: —Toñito, préstame la soga. El
muchacho invariablemente contestaba: —No. A la soga ya le había salido una lengüita,
en el sito de la cabeza, que era algo aplastada, con barba; su cola, deshilachada, parecía
de dragón. Toñito quiso ahorcar un gato con la soga. La soga se rehusó. Era buena.
¿Una soga, de qué se alimenta? ¡Hay tantas en el mundo! En los barcos, en las casas, en
las tiendas, en los museos, en todas partes... Toñito decidió que era herbívora; le dio
pasto y le dio agua. La bautizó con el nombre Prímula. Cuando lanzaba la soga, a cada

movimiento, decía: “Prímula, vamos Prímula.” Y Prímula obedecía. Toñito tomó la
costumbre de dormir con Prímula en la cama, con la precaución de colocarle la cabecita
sobre la almohada y la cola bien abajo, entre las cobijas. Una tarde de diciembre, el sol,
como una bola de fuego, brillaba en el horizonte, de modo que todo el mundo lo miraba
comparándolo con la luna, hasta el mismo Toñito, cuando lanzaba la soga. Aquella vez
la soga volvió hacia atrás con la energía de siempre y Toñito no retrocedió. La cabeza
de Prímula le golpeó el pecho y le clavó la lengua a través de la blusa. Así murió
Toñito. Yo lo vi, tendido, con los ojos abiertos. La soga, con el flequillo despeinado,
enroscada junto a él, lo velaba.


Pueden pasarlo a primera persona?

Respuestas

Respuesta dada por: jaimeaesthic
4

Respuesta:

Antoñito Lopez, me gustaban los juegos peligrosos, subir por la escalera de mano por el tanque de agua, tirarme por el tragaluz del techo de la casa encender papeles en la chimenea por ejemplo.

Estos juegos me entretuvieron mucho hasta que descubri la soga, la soga vieja que servia para atar los baules, para subir los baldes del fondo del aljilbe y en perspectiva para cualquier cosa; estos juegos me entretuvieron hasta que la soga cayo en mis manos.

Todo un año de mi vida teniendo siete años, yo habia esperado que me dieran la soga; para poder hacer lo que quisiera con ella.

Primero hize una amaca colgada en un arbol, despues un arnes para el caballo despues una liana para bajar de los arboles, despues un salvavidas, luego una horca para los reclusos, despues un pasamanos, y final mente una serpiente.

La tire con toda la fuerza hacia adelante la soga se retorcia y se volvia con la cabeza hacia atras con un impetu dispuesta a morder.

Aveces subia detras de las escaleras y trepaba los arboles y me acurrucaba en los bancos.

Siempre tenia cuidado de evitar que la soga me tocara, era parte del juego.

Llame a la soga como alguien que llama a un perro y se me acerco a enojada al principio luego poco a poco obedientemente.

Como con tanta maestria.

Lanzaba la soga y le hacia aquel movimiento de serpiente maligna y retorcida que pudiera haber trabajado en un circo

Me decian; no juegues con la soga.

Parecia tranquila la soga cuando dormia sobre la mesa en el suelo.

Nadie hubiera creido capaz de que ahorcara a nadie, la soga con el tiempo se volvio mas flexible y oscura, casi verde y por ultimo un poco viscosa y desagradable en mi opinion.

El gato no se acercaba, por las mañanas entre sus nudos se demobaran sapos extasiados.

La acariciaba antes de hecharla al aire como un lanzador de jabalinas, ya no le necesitaba prestar atencion a sus movimientos: ella sola saltaba de sus manos para lanzarse hacia adelante para retorcerse mejor.

Si alguien me pedia que le prestase la cuerda, yo les contestaba que no puesto que era muy especial para mi.

Quise ahorcar a un gato con la cuerda pero esta no quiso obedecer, puesto que era buena.

Pense: ¿de que se alimenta la cuerda? y conclui que era herbivora, le di agua y la bautize con el nombre de primula.

Cada vez que la lanzaba decia; Primula vamos y esta me obedecia, tome la costumbre de dormir con la soga en la cama, tocandole su cabecita sobre la almohada y la cola bien abajo entre las cobijas.

Una tarde en diciembre, el sol como una bola de fuego gigante, brillaba en el horizonte a todo su resplandor.

Esta vez la soga volvio hacia atras con la energia de siempre y no retrocedi.

La cabeza de primula me golpeo el pecho y me clavo la lengua atravez de la blusa.

Asi fue como mori

Yo la vi tendido con los ojos abiertos.

Primula con el flequillo despeinado, me enrosque junto con ella y me velaba

Espero y te sirva!


adamartinez330: Muchísimas gracias! <3
jaimeaesthic: Denada!, ya le arregle las letras que faltaban y unos 2 o 3 errores que se me pasaron de la mano jeje!
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