• Asignatura: Filosofía
  • Autor: yuubelliboni
  • hace 5 años

el derrumbe a los ideales de la moral impulsado por Nietzsche fue positivo para el hombre del siglo XX-XXI​

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Respuesta dada por: 3R1CKJZM
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Respuesta:

No podía sospechar el autor de La duración siempre garantizada del cristianismo para tranquilización en la efervescencia actual que su nieto, Friedrich Nietzsche, sería uno de los más poderosos enemigos de la duración, la garantía, el cristianismo y la tranquilidad. Tampoco pudo sospechar, por su parte, Friedrich Nietzsche que muchas de sus ideas más rompedoras habrían de coincidir con los presupuestos filosóficos del capitalismo tardío. Uno de los últimos eslabones de esta cadena de perplejidades nos lo ofrece Zygmunt Bauman al constatar, en Modernidad líquida, que el sueño de los movimientos progresistas de los años sesenta, de inspiración nietzscheana, que veían el estado, la burocracia, la rutina y el trabajo de por vida como obstáculos para una vida libre y creadora, ha desembocado, en nuestra época, en la pesadilla de la desregularización, la temporalidad y la precariedad del trabajo y las relaciones humanas.

¿Acaso, Nietzsche removió el agua para beneficio de otros pescadores al adelantar la ontología propia de los futuros estadios del capitalismo? ¿O se trata, más bien, como dirían los situacionistas, de un caso de recuperación?

El objetivo de este trabajo es, precisamente, reflexionar acerca de las relaciones entre la filosofía nietzscheana[1] y la lógica cultural[2] del capitalismo tardío[3]. En la primera parte, realizaré una breve exposición de las principales ideas nietzscheanas; en la segunda, analizaré hasta qué punto éstas coinciden con los presupuestos filosóficos del capitalismo tardío; y en la tercera, reflexionaré acerca del tipo de conexión (de anticipación o de reciclaje) que se da entre ambas.

 

I

 

Dice Thomas Mann, en La filosofía de Nietzsche a la luz de nuestra experiencia, que la filosofía de Nietzsche nace de una idea fundamental: la oposición entre la vida “auténtica”, “natural”, “dionisiaca”, “poética”, “creativa” o “heroica”, concebida como algo “incondicionalmente digno de veneración”, y los “enemigos de la vida, entre los cuales se hallan “la conciencia y el conocimiento, la ciencia y la moral” [4].

El pensamiento de Nietzsche se desplegaría a partir de esta intuición inicial organizándose en dos momentos[5] básicos: uno destructivo, en el que se critican todas aquellas instancias que suponen un peligro para la vida (razón, verdad, lenguaje, lógica, sujeto, historia, moral, estado…); y otro constructivo, más débil y confuso, en el que Nietzsche trata de sentar las bases ontológicas, epistemológicas y morales (apenas se preocupará de las políticas) de lo que él consideraba que debía ser la vida.  

En lo que respecta al momento destructivo, la razón destaca como la principal enemiga de la vida. Aunque, como dice Thomas Mann, Nietzsche “exageró estéticamente su soledad”, lo cierto es que su antirracionalismo formaba parte de “una rebelión histórico-espiritual contra la fe clásica en la razón de los siglos XIX y XX.[6]” Prueba de ello sería el “asombroso parecido de familia” que mantiene con los ataques románticos, modernistas, decadentes y, más adelante, vanguardistas, contra la mercantilización de la vida y la decadencia del arte en la sociedad burguesa.

El parecido más llamativo es, según Mann, el que Nietzsche mantiene con Oscar Wilde, quien hablará de “la verdad de las máscaras” y de “la decadencia de la mentira”, recomendará “no perderse por los caminos de la virtud” y llegará a afirmar que “no hay realidad en las cosas, excepto su apariencia”[7]. A la luz de estas y otras muchas expresiones literarias nos sentimos tentados de ver en el Nietzsche que afirma que “decir que la verdad vale más que la apariencia es sólo un prejuicio moral” o que “la seriedad es señal inequívoca de un metabolismo dificultoso” un representante más del decadentismo finisecular.

Sin embargo, Nietzsche fue mucho más allá de la mera pose decadentista y antiburguesa. En una obra como El ocaso de los ídolos[8] o Verdad y mentira en sentido extramoral, nos hallamos con uno de los ataques filosóficos más potentes que se hayan lanzado contra la razón. En estas obras Nietzsche afirma que el verdadero objetivo de la razón no es, tal y como los hombres han creído ingenuamente, el conocimiento de la verdad, sino la dominación de la vida, cuyas fuentes y expresiones son el instinto y el arte.

Explicación:

hay esta si te ayudo me das corona :(?

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