eNadie sabe cómo quedaron prisioneros dentro del semáforo esos hombrecitos luminosos que indican que se puede avanzar o hay que detenerse. Dentro de cada semáforo se desangra el hombrecito rojo, que para mayor irrisión ordena a todo el mundo detenerse, como queriendo consolarse de su encierro al tener a los peatones prisioneros en las aceras. El hombrecito rojo se desangra porque lo asesina el hombrecito verde que camina. Pero el gesto del hombrecito verde deja dudas, porque por más que aparezca en actitud de huir no va a ninguna parte. Los más lastimosos son los hombrecitos verdes de los semáforos de Estambul, que están animados y tratan de correr sin salir jamás de su oscuro redondel, y que al igual que nosotros corren cada vez más rápidamente sin avanzar a medida que su tiempo efímero se agota. A medianoche suena el canto de un almuecín que los libera, y todos los laberintos de las callejuelas relampaguean de hombrecitos verdes que corren y corren queriendo ser césped antes de que llegue el sol y de nuevo los encierre.
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Respuesta dada por:
1
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no lo sabías tu escribiste todo
maester220:
te sigo y me sigues
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