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La idea de que los diferentes comportamientos entre mujeres y hombres se deben a la educación y el entrenamiento no son ciertos, dice el investigador austriaco del comportamiento Irenäus Eibl-Eibesfeldt, alumno de Konrad Lorenz, en una reciente entrevista con la publicación de divulgación científica SZ Wissen.
“Las mujeres tienen muchos millones de conexiones más que los hombres entre los dos hemisferios del cerebro y con ello entre regiones que asumen tareas emocionales y racionales. En el caso de los hombres, los procesos discurren más bien separados: a veces muy racionalmente, otras, en forma totalmente emocional”, dice el investigador.
En otras palabras, “las mujeres evalúan contenidos racionales no sin su significado emocional, mientras que los hombres separan más: esto es sentimiento, esto es racional. Los mundos experienciales de hombres y mujeres son diferentes por naturaleza”.
Para Eibl-Ebesfeldt, la idea de que el diferente comportamiento de niñas y varones se debe al condicionamiento social no es cierta. Tiene validez para el embrión al comienzo del embarazo, pero luego ya no, agrega: “Ya los niños pequeños eligen juguetes específicos de su sexo y si se toman dibujos de varones y niñas de sociedad ágrafas, se constata también que son completamente diferentes entre sí. Los jóvenes dibujan aviones o representaciones de luchas”.
Los sexos se diferencian fuertemente, ya morfológicamente, en toda la historia del desarrollo de la humanidad, agrega: “el hombre tiene un 40 por ciento de masa muscular, mientras que la mujer sólo un 30 por ciento; el hombre es más grande y tiene hombros más anchos, mientras que su pelvis es más estrecha”.
Por ello puede moverse más rápidamente a campo traviesa. Las mujeres, cuando se entrenan mucho, experimentan una cierta masculinización y se produce cierto desequilibrio hormonal. “Pero que los sexos son iguales, como se afirmó en las últimas décadas, es algo que no tiene sentido”, agrega.
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coronita porfa