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Respuesta:
Después de 16 años he decidido volver a mi país, a mi pueblo, al hogar del que partí y creí nunca más poder volver.
En mi mente una canción:
No sé para qué volviste,
si ya empezaba a olvidar.
No sé si ya lo sabrás,
lloré cuando vos te fuiste.
No sé para qué volviste,
que mal me hace recordar.
Recorro las calles y aquellos espacios que se vieron inundados de mis lágrimas por todo el dolor que mi alma no lograba expulsar; me es imposible no remover recuerdos.
Miro al cielo y descubro que…
La tarde se ha puesto triste
y yo prefiero callar;
¿Para qué vamos a hablar
de cosas que ya no existen?
No sé para qué volviste,
ya ves que es mejor no hablar.
Quiero encontrar entre mi silencio la causa con la cual podría justificar lo que nos obligó a irnos; es un intento inútil, el tiempo ha pasado, la verdad se ha develado, pero el dolor ha perdurado.
Camino y camino, aparentemente sin rumbo, pero mis pies han tenido memoria; sin buscarlo termino frente a la que fue mi casa. Aquel lugar que, como yo, vio mis dos primeros hijos crecer, donde al principio todo era alegría y unión, para luego convertirse en desconsuelo y sufrimiento: en la separación de una familia.
A mis remembranzas y a mi país les continúo cantando:
Qué pena me da
saber que al final de este amor
ya no queda nada,
solo una pobre canción,
da vueltas por mi guitarra
y hace rato que te extraña:
Mi zamba para olvidar.
Todo se lo llevó la incansable lucha de un ideal sin política, las ganas de seguir viviendo en la patria que llegamos a considerar nuestra, pero ella no nos quería suyos.
El exilio trajo consigo soledad y zozobra; no se tiene un mapa que te conduzca a lugares conocidos, pues ni siquiera se tiene un mapa. La expatriación como consecuencia para salvar tu vida no te da tiempo de delinear un camino.
Mi zamba vivió conmigo
parte de mi soledad,
no sé si ya lo sabrás,
mi vida se fue contigo
contigo, mi país, contigo
Que mal me hace recordar.
Aquí crecí, aprendí, me enamoré, recorrí, construí, sufrí y me marché, ahora…
Mis manos ya son de barro;
tanto apretar al dolor
y ahora que me falta el sol
no sé qué venís buscando,
llorando, pueblo mío, llorando,
también olvidame vos.
Sentada en la vereda frente a la puerta de la casa, imagino a mis hijos corriendo en el jardín, las mañanas en las que besaba a mi esposo bendiciéndolo para un día más de trabajo, mis días en los que saludaba a los vecinos y veía al perro correr. Ahora este lugar es donde habita el olvido; su arquitectura deteriorada y abatida por la guerra lo han convertido en una estructura representativa de mi corazón, con sus muros ahuecados, su pintura desgastada y un pastizal crecido en el que la naturaleza pretende curar las heridas aún abiertas.
Me paro con las fuerzas que el perdón me ha devuelto, mientras me voy caminando y en mi mente continúo cantando:
Qué pena me da
saber que al final de este amor
ya no queda nada,
solo una pobre canción
da vueltas por mi guitarra
y hace rato que te extraña:
Mi zamba para olvidar.
*Este texto tuvo como inspiración la canción de Daniel Toro llamada Zamba para olvidar, interpretada por Mercedes Sosa. Es por eso que su letra fue utilizada para complementar el relato.
Explicación:
Respuesta:
Vuelta entera (8 compases): los bailarines dan la vuelta en 16 pasos, encontrándose en el centro. Los primeros 4 u 8 con pasos caminados, y los demás con paso de Zamba.
Arresto simple (4 compases).
Media vuelta (4 compases): en 8 pasos los bailarines cambian de base.
Arresto doble (8 compases): tradicionalmente consiste en 2 arrestos que se realizan en 16 pasos.
Media vuelta (4 compases).
Arresto simple (4 compases).
Media vuelta final y coronación (4 compases): los bailarines en 8 pasos cambian de base y se encuentran en el centro del cuadro de baile
Explicación: