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Respuesta:
bueno para los españoles y malo para los que vivian en mexico
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Posteriormente se desarrollaron otras expediciones y campañas militares, tanto de Hernán Cortés como de sus capitanes, entre 1521 y 1525, en la zona central, norte y sur del territorio del actual México, las cuales fueron sentando los primeros límites del Virreinato de Nueva España. Desde esta base inicial, la conquista fue continuada con la incorporación de otros territorios por diversos conquistadores y Adelantados: California, la península de Yucatán, la zona occidental conocida como Nueva Galicia, la zona noreste conocida como Nuevo Reino de León, la zona norte donde se encontraba la Nueva Vizcaya y otros territorios de América del Norte y Central. A partir de estos acontecimientos, que modificaron drásticamente la geopolítica mundial en los albores del siglo xvi, discurrirían aproximadamente tres siglos de dominación territorial española.
Las fuentes principales de información de las campañas de Cortés y sus capitanes son las crónicas de Indias redactadas en el siglo xvi, de las que destacan la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo, quien participó en las campañas bélicas, las cartas de relación de Hernán Cortés al rey Carlos I de España, y la obra de Francisco López de Gómara, conocida como Historia general de las Indias, quien nunca pisó el continente americano pero conoció a Cortés y se documentó con los relatos de los soldados.
Rodrigo Martínez Baracs (RMB): Este año se conmemora el quinto centenario de la conquista de México. El tema resalta por la pluralidad y complejidad de sus aspectos, significados y consecuencias, y nos incomoda como mexicanos con el fantasma de la derrota, como nos obligó a enfrentarlo Miguel León-Portilla en su Visión de los vencidos. Una manera de aproximarnos a la conquista podría ser la de Fernand Braudel, quien definió tres grandes tiempos históricos: la larga duración, los movimientos coyunturales y los acontecimientos, dando lugar a un “estallido de la historia”, que indaga todos los aspectos de la existencia con el auxilio de todas las ciencias.
En la perspectiva de la larga duración, el descubrimiento y la conquista de México y el continente americano, el Encuentro de Dos Mundos –así lo llamó León-Portilla– sobresale como una de las más grandes conmociones de nuestra historia, que provocó a lo largo de las décadas y siglos siguientes un conjunto de transformaciones radicales en todos los aspectos de la vida humana: tecnológicos, bacteriológicos, políticos, económicos, ecológicos, sociales, culturales, culinarios, religiosos, lingüísticos, etc. Esta gran transformación es una de las revoluciones de la historia de México después del primer poblamiento de América y de la revolución agrícola. La Independencia, la Reforma y la Revolución mexicana configuran el “ciclo de las revoluciones burguesas”, según Enrique Semo, y se inscriben en el proceso multisecular iniciado por la conquista, primera mundialización, que inicia nuestra transición al capitalismo.
En la perspectiva de los movimientos coyunturales, al apreciar los efectos de la conquista, se ha considerado la catástrofe demográfica, debida fundamentalmente a las enfermedades infecciosas que trajeron los conquistadores.
Debe considerarse la discusión sobre los elementos de continuidad y cambio que trajo la conquista. A partir de las investigaciones de James Lockhart, entre las dimensiones del imperio de la Triple Alianza, que se derrumbó en 1521, y el un tanto mítico calpulli comunitario, se hizo visible la unidad política básica del mundo mesoamericano, el altépetl, reino o señorío, que se mantuvo vivo tras la conquista (bajo el nombre de pueblo de indios), con autoridades indígenas propias, organizadas en un cabildo, con gobernador, alcaldes y regidores. Lockhart habló de la double mistaken identity, “falsa identificación mutua”, en la que los españoles estaban satisfechos porque impusieron a los indios instituciones españolas como el cabildo, y los indios también, porque sabían que a través del cabildo continuaban muchas de las modalidades de su vida política. En todo caso, se confirma que México es muchos Méxicos, cuyas múltiples historias se deben estudiar en su compleja e imprevisible especificidad.
Y en la tercera perspectiva, la historia de los acontecimientos, puede recordarse que en la primera edición de su Mediterráneo, de 1949, Braudel descalificó la “espuma” de los acontecimientos, pero en la segunda edición, de 1966, eliminó esta descalificación, al tiempo que la indagación histórica iniciada por la escuela de los Annales se abría a todos los aspectos del existir. Y el estudio cuidadoso de cualquier microhistoria nos revela una rica pluralidad de aspectos, que rebasa nuestras preguntas iniciales y abre nuevas.