• Asignatura: Castellano
  • Autor: nearbyyy
  • hace 5 años

Walsh afirma que, una vez concluido, no encuentra posibilidad de publicar su libro. ¿A qué puede atribuirse este desinterés? ¿Por qué les parece que, como afirma el autor, la historia nunca apareció referida en los diarios?

Después no quiero recordar más, ni la voz del locutor en
la madrugada anunciando que dieciocho civiles han sido
ejecutados en Lanús, ni la ola de sangre que anega al país
hasta la muerte de Valle. Tengo demasiado para una sola
noche. Valle no me interesa. Perón no me interesa, la re-
volución no me interesa. ¿Puedo volver al ajedrez? Puedo.
Al ajedrez y a la literatura fantástica que leo, a los cuentos
policiales que escribo, a la novela “seria” que planeo para
dentro de algunos años, y a otras cosas que hago para
ganarme la vida y que llamo periodismo, aunque no es
periodismo. La violencia me ha salpicado las paredes, en
las ventanas hay agujeros de balas [...] pero es solamente
el azar lo que me ha puesto eso ante los ojos. Pudo ocu-
rrir a cien kilómetros, pudo ocurrir cuando yo no estaba.
Seis meses más tarde, una noche asfixiante de verano,
frente a un vaso de cerveza, un hombre me dice: –Hay un
fusilado que vive. No sé qué es lo que consigue atraerme
en esa historia difusa, lejana, erizada de improbabilidades.
No sé por qué pido hablar con ese hombre, por qué estoy
hablando con Juan Carlos Livraga. Pero después sé. Miro
esa cara, el agujero en la mejilla, el agujero más grande en
la garganta, la boca quebrada y los ojos opacos donde se
ha quedado flotando una sombra de muerte [...]. Livraga
me cuenta su historia increíble; la creo en el acto. Así nace
aquella investigación, este libro. La larga noche del 9 de
junio vuelve sobre mí, por segunda vez me saca de “las
suaves, tranquilas estaciones”. Ahora, durante casi un año
no pensaré en otra cosa, abandonaré mi casa y mi traba-
jo, me llamaré Francisco Freyre, tendré una cédula falsa
con ese nombre, un amigo me prestará una casa en el
Tigre, durante dos meses viviré en un helado rancho de
Merlo, llevaré conmigo un revólver, y a cada momento las
figuras del drama volverán obsesivamente: Livraga baña-
do en sangre caminando por aquel interminable callejón
por donde salió de la muerte, y el otro que se salvó con él
disparando por el campo entre las balas, y los que se sal-
varon sin que él supiera, y los que no se salvaron. Porque
lo que sabe Livraga es que eran unos cuantos y los lleva-
ron a fusilar, que eran como diez y los llevaron, y que él y
Giunta estaban vivos. Esa es la historia que le oigo repetirante el juez, una mañana en que soy el primo de Livraga y
por eso puedo entrar en el despacho del juez, donde todo
respira discreción y escepticismo, donde el relato suena
un poco más absurdo, un grado más tropical, y veo que el
juez duda, hasta que la voz de Livraga trepa esa ardua co-
lina detrás de la cual solo queda el llanto, y hace ademán
de desnudarse para que le vean el otro balazo. Entonces
estamos todos avergonzados, me parece que el juez se
conmueve y a mí vuelve a conmoverme la desgracia de
mi primo. Esa es la historia que escribo en caliente y de un
tirón, para que no me ganen de mano, pero que después
se me va arrugando día a día en un bolsillo porque la pa-
seo por todo Buenos Aires y nadie me la quiere publicar, y
casi ni enterarse. Es que uno llega a creer en las novelas
policiales que ha leído o escrito, y piensa que una historia
así, con un muerto que habla, se la van a pelear en las re-
dacciones, piensa que está corriendo una carrera contra
el tiempo, que en cualquier momento un diario grande va
a mandar una docena de reporteros y fotógrafos como en
las películas. En cambio se encuentra con un multitudi-
nario esquive de bulto. Es cosa de reírse, a doce años de
distancia porque se pueden revisar las colecciones de los
diarios, y esta historia no existió ni existe. Así que ambulo
por suburbios cada vez más remotos del periodismo, has-
ta que al fin recalo en un sótano de Leandro Alem donde
se hace una hojita gremial, y encuentro un hombre que
se anima. Temblando y sudando, porque él tampoco es
un héroe de película, sino simplemente un hombre que se
anima, y eso es más que un héroe de película. Y la historia
sale, es un tremolar de hojitas amarillas en los kioscos,
sale sin firma, mal diagramada, con los títulos cambiados,
pero sale. La miro con cariño mientras se esfuma en diez
millares de manos anónimas.

Respuestas

Respuesta dada por: danielapalomares818
10

Respuesta:

J su a crearán iran cuál Irán sirve iran sirve iteración


pioliangela74: b) Walsh afirma que , una vez concluido ,no encuentra posibilidad de publicar su libro . ¿A Que puede atribuirse este desinterés? ¿Por qué les aparece, como afirma el autor ,la historia nunca apareció referida en los diarios?
pioliangela74: alguien que me diga la respuesta
pioliangela74: porfa
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