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El Gallo de Oro, relata la historia Dionisio Pinzón, un hombre pobre, rural, inhabilitado para el trabajo en el campo, que vive con su madre. Dedicado a pregonar anuncios en su pueblo a cambio de algún tipo de pago que aquellos que le daban los encargos quisieran darle.
La suerte de Dionisio cambia en el momento en que un gallo de pelea moribundo le es regalado, a ese gallo le dedica todos los esfuerzos para regresarlo a la vida, paradójicamente en cuanto el gallo recupera de sus heridas, su madre cae muerta. Cargado de odio y rencor culpando al pueblo de San Miguel de los Milagros de su desdicha, decide irse para no volver con el gallo como su única posesión.
De esa manera Dionisio se dedica de ir de feria en feria para pelear a su gallo, la única fuente de su sostén y de su suerte. Así llega a conocer a don Lorenzo Benavides un experto gallero que le enseñaría todas las mañas del oficio y Bernarda Cutiño “La Caponera” una cantante de Ferias amante de una vida andariega. Con el pasar de los años Dionisio y Bernarda se terminarían casando, ambos persiguiendo sus propias ambiciones, pero la de Dionisio era la más fuerte. Ambos llegan a tener una hija de nombre Bernarda Pinzón “La Pinzona” y es de esa manera que Dionisio obliga a La Caponera, convertida ahora en su mayor amuleto, en su imán de la suerte, a llevar un vida sedentaria, una vida que ella odiaba.
Con las fuerzas disminuidas, a Bernarda Cutiño no lo queda más que aceptar la vida de encierro dentro de una casa que Dionisio le ofrecía, cayendo en una vida de depresión y alcoholismo donde su única actividad era acompañar expectante o dormida las largas jornadas de juego y azar a las que se dedicaba su esposo. Así la muerte no tardó en llegar para La Caponera, y sin ella Dionisio se quedó sin su suerte, así que prefiere adelantar su muerte también. Dejando en el desamparo a su hija La Pinzona, quien tras la muerte de sus padres, se dedica a recorrer las ferias como cantante, repitiendo la el pasado de su madre