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Respuesta:
1. TODA VIOLENCIA, PERJUICIO O ABUSO FÍSICO O MENTAL, DESCUIDO O TRATO NEGLIGENTE, MALOS TRATOS O EXPLOTACIÓN, MIENTRAS QUE EL NIÑO SE ENCUENTRE BAJO LA CUSTODIA DE SUS PADRES, DE UN TUTOR O DE CUALQUIERA OTRA PERSONA QUE LO TENGA A SU CARGO. (CONVENCIÓN DE LOS DERECHOS DEL NIÑO DE NACIONES UNIDAS, ARTÍCULO 19. VER ANEXO 1).
2. CUALQUIER ACCIÓN U OMISIÓN NO ACCIDENTAL EN EL TRATO HACIA UN MENOR DE EDAD, POR PARTE DE SUS PADRES O CUIDADORES, QUE LE OCASIONA DAÑO FÍSICO O PSICOLÓGICO Y QUE AMENAZA SU DESARROLLO INTEGRAL.
3. ABUSOS Y/O TRATO NEGLIGENTE DEL QUE SON OBJETO LOS MENORES DE EDAD POR PARTE DE SUS PADRES O CUIDADORES, INCLUYENDO TODOS LOS TIPOS DE MALTRATO FÍSICO O PSICOLÓGICO, ABUSO SEXUAL, DESATENCIÓN, EXPOSICIÓN A LA VIOLENCIA DE GÉNERO, NEGLIGENCIA Y EXPLOTACIÓN COMERCIAL O DE OTRO TIPO QUE CAUSEN O PUEDAN CAUSAR DAÑO A LA SALUD, DESARROLLO O DIGNIDAD DEL NIÑO/A O PONER EN PELIGRO SU SUPERVIVENCIA.3
Explicación:
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Las relaciones de abuso de poder entre escolares empezaron a sacarse de su invisibilidad a finales de los años desde los estudios pioneros de Dan Olweus en Escandinavia hace casi treinta años1. Poco a poco se han ido tomando en serio en el resto de países europeos, junto con Australia y Japón y más tarde en Estados Unidos2, todavía queda mucho para que su prevención ocupe un lugar prioritario en la práctica diaria de los centros educativos en muchos lugares. El fenómeno es también conocido a menudo por su expresión anglosajona school bullying, pero también como victimización, intimidación, hostigamiento, acoso -si bien en muchas de sus formas trasciende el hostigamiento o acoso explícitos y consiste en exclusión social3. Dado que el concepto ha ido ampliándose al encontrarse nuevos ejemplos de esta relación perversa, su definición se ha ido haciendo más general e inclusiva: proceso por el que una o varias personas ejercen un daño físico o psicológico hacia otra, habitualmente de modo reiterado y desde una posición de ventaja, lo que hace a la víctima sentirse impotente frente a sus agresores. Puede empezar como bromas acerca de algún aspecto físico o psicológico de un compañero, bromas cuyo efecto molesto en la víctima hace que se reiteren para obtener ese resultado, y que pueden derivar en otro tipo de agresiones, físicas o no. Puede tratarse de un plan dirigido a aislar a una persona de todo el grupo, p.ej. a una chica por parte de su ex novio al decidir ella no continuar la relación. Este tipo de experiencias son lo que se suele conocer como maltrato o abuso de poder entre iguales, y convierten el centro escolar –no sólo en la etapa de secundaria-, en un lugar inseguro, alejado del bienestar que debe enmarcar los aprendizajes escolares, siendo el bienestar mismo un aprendizaje que hay que lograr y que depende muy estrechamente de las relaciones interpersonales. Por supuesto, se trata de un fenómeno que no es exclusivo de la escuela. Como en otros ámbitos, en el escolar aparece a veces subestimado, otras veces ignorado o silenciado, lo que hace difícil que se actúe para resolverlo. La idea tan extendida de que no es algo serio constituye un mito entre otros (i.e. por qué convertir en problema algo que siempre ha ocurrido; ocurre sólo con determinados chicos o determinados centros, etc.) ampliamente desmentidos por el conjunto de conocimientos con que contamos en estos momentos acerca del fenómeno4. Sabemos que es una realidad presente en la casi totalidad de los centros escolares. El desconocimiento de casos concretos confirma que permanece como un fenómeno oculto casi siempre a los adultos. Lo que diferencia el abuso entre iguales de otros tipos de maltrato -como el doméstico, sea infantil o dirigido a la pareja-, es precisamente el contexto –el grupo de compañeros- en el que se produce y las características de la relación entre los implicados. Puede admitirse que los iguales no lo son en todos lo ámbitos: unos destacan en un aspecto o habilidad, otros en otros. El problema de los abusos de poder es que se niega a la víctima un estatus superior en ningún aspecto: es una enmienda a la totalidad, es negar al otro, lo que influye poderosamente en la autoestima en unas edades muy vulnerables a la imagen de sí que los pares devuelven.
Los primeros estudios en el estado español se desarrollaron a finales de los años ochenta5, creándose grupos de investigación centrados primero en la incidencia y luego en modelos de intervención y en la exploración de distintos aspectos del fenómeno6,7. En ese contexto, y debido a algunos incidentes ocurridos en centros de educación secundaria, se solicita por el Parlamento un Informe del Defensor del Pueblo centrado en este problema. El estudio, realizado con una muestra representativa de tres mil escolares de ESO de todas las comunidades autónomas, tipos de centro y localidades de distinto tamaño, constituye una fotografía precisa del estado de la cuestión
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