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Respuesta:
ara desarrollar este ejercicio de evaluación elijo los apartados 1 (“¿Qué es la ciencia?”) y 4 (“¿Qué es ciencia, tecnología y sociedad?”). Las razones oscilan entre el interés personal y la fase en que se encuentra mi proyecto académico que consiste en articular un programa de investigación y docencia sobre estudios sociales de ciencia y tecnología bajo el enfoque «ciencia, tecnología, sociedad» (CTS) en el sureste de México, específicamente en la universidad estatal de Tabasco y en El Colegio de la Frontera Sur, centro de investigación y educación de postgrado que se caracteriza por una constitución y práctica autodenominada interdisciplinaria y con explícitos propósitos de vinculación social, inscrito en una región del país con graves problemas de marginación y de rezagos educacionales y científico-técnicos.
El propósito general del escrito es ofrecer un panorama, incluyendo algunas reflexiones, sobre la conformación del campo de los estudios sociales de ciencia y tecnología. Propongo conducir esta revisión a partir de intentar comprender los entrecruzamientos epistémicos que han dado lugar a este campo de conocimientos a partir del fenómeno de la transversalidad de los saberes, o lo que ha dado en llamarse transdisciplinaridad.
En una primera parte, reviso conceptos y nociones fundamentales de ciencia que se expusieron en el primer capítulo del texto base de este ejercicio. En una segunda parte, me propongo aclarar el carácter de la transdisciplinaridad como proceso que arroja luz sobre lo que acontece cuando se innova en las ciencias sociales y humanas. A continuación, expongo cómo se ha constituido epistemológicamente el campo de los estudios sociales de la ciencia y la tecnología. En ambos tópicos, y en aras de la síntesis, la información se organiza a partir de una serie de cuadros sinópticos y grafos, los cuales persiguen, además, una intención didáctica. Recurrí a otras fuentes bibliohemerográficas como parte de la reconstrucción del itinerario de los estudios sociales de ciencia y tecnología.
2. La ciencia frente a sí misma
Una noción de ciencia que utilizo con alguna frecuencia es la que desliza el biólogo y epistemólogo chileno Francisco Varela (1998:13): “la ciencia (...) [es] el conjunto de científicos que definen qué debe ser la ciencia”. Esta noción se comprende ubicándola sobre el fondo de las tendencias construccionistas, contextualizadoras y relativistas que pugnan por dialogar y posicionarse en el debate epistemológico y político, al menos desde la década de los ‘60 hasta nuestros días. Estas tendencias, forman parte del elenco que generó la “reacción antipositivista” inaugurada por Thomas S. Kuhn, Paul K. Feyerabend, Stephen Toulmin y Willard Quine (García et al., 2001:15).
El talón de Aquiles de la noción empleada por Varela, desde el punto de vista del enfoque CTS(2), se encuentra –a mi juicio– en que la conceptualización de la ciencia no debe reducirse exclusivamente a lo que las comunidades de científicos pueden decir de ella. Deberían incorporarse, además, las visiones que “desde fuera” se construyen sobre la ciencia (sus prácticas y sus agentes). La imagen de la ciencia que produce la sociedad se concebiría como un espectro culturalmente situado de representaciones varias, aunque heurísticamente se pudiera realizar un ejercicio de jerarquía conceptual, el cual sería, asimismo, una construcción localizada culturalmente.
Defiendo la creencia de que hoy nos encontramos en medio (y frente) a la preocupación intelectual y política sobre una revaluación de la interacción entre ciencia y sociedad. Un paso nada desdeñable sería generar ideas-fuerza que conduzcan a reconstruir nociones más robustas de ciencia que integren la multiplicidad de puntos de vista y prácticas que la constituyen. Para ello habría que someter a un profundo escrutinio algunas dicotomías que hoy resuelven menos cuestiones de las que en algún momento pretendieron solucionar. Por ejemplo, la estructuración en bloques científicos inconmensurables (ciencias naturales/ciencias sociales y humanas), o en ciencias básicas y aplicadas, el internalismo y el externalismo como estrategias de reconstrucción de la historia de la ciencia o de sus problemas, ciencias duras/ciencias blandas, etc. Lo anterior se debe en mucho a una acendrada concepción tradicional de la ciencia que se desarrolló desde el empirismo clásico del s. XVII y que ha llegado a constituirse en una suerte de sentido común académico, constatable en la forma de organizar los saberes en escuelas, universidades y centros de investigación, en libros de textos y otros recursos pedagógicos, y reproducida por los agentes profesionales de la socialización institucionalizada.
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