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Respuesta: BUENO Tipos de enzimas digestivas
Existen más de 20 enzimas diferentes que permiten la digestión de los alimentos y la asimilación de los nutrientes a lo largo del sistema digestivo. La mayor parte se forman en el interior de células presentes en la boca, el estómago, el páncreas y el intestino delgado, es decir, a lo largo del tubo digestivo y en glándulas anejas. Los tres grupos principales de enzimas son los siguientes:
Proteolíticas: Descomponen las proteínas en sus fracciones más simples, los aminoácidos.
Lipasas: Son las enzimas que disgregan las grasas o lípidos en sus componentes más simples para que estos puedan ser utilizados.
Amilasas: Son necesarias para la digestión y el aprovechamiento de los hidratos de carbono.
¿Y si no se producen suficientes?
Cuando el organismo no produce en cantidad adecuada ciertas enzimas digestivas, se producen unas consecuencias concretas y conocidas:
1.- La digestión de los nutrientes no es completa y, en consecuencia, puede producirse una carencia o déficit nutricional, al margen de que la dieta aporte teóricamente lo que el organismo necesita.
2.- Puesto que los alimentos sólo se digieren parcialmente, las bacterias que pueblan nuestro intestino realizan procesos de fermentación, y los alimentos a medio digerir sufren además reacciones de putrefacción, lo que se asocia a hinchazón, gases, malestar, pesadez, y a una acumulación de productos tóxicos que pueden pasar al torrente sanguíneo, dando un trabajo extra a los sistemas de eliminación de deshechos del organismo.
3.- La carencia de enzimas también se relaciona con ciertos problemas de piel, fatiga, dolores musculares o articulares e incluso con alergias e intolerancia de origen alimentario.
Riesgo de déficit de enzimas
La carencia de enzimas es relativamente común en las personas mayores, en quienes padecen de enfermedades crónicas y en aquellas personas que sufren de afecciones digestivas que afectan principalmente al estómago y al intestino: gastritis, hernia de hiato, enfermedad inflamatoria de intestino, colon irritable, etc.
Un ejemplo muy conocido de carencia de enzimas es la intolerancia a la lactosa, es decir, al azúcar de la leche. Esta intolerancia puede ser congénita -desde el nacimiento- o adquirida. La adquirida suele producirse como consecuencia de una agresión a la mucosa intestinal por virus, bacterias, antibióticos, quimioterapia, diarreas, enfermedades que afectan al intestino, etc. Los síntomas suelen aparecer de los 30 minutos a las 2 horas después de haber ingerido alimentos que contengan lactosa, y se concretan en la flatulencia o exceso de gases, en un cólico intestinal o una fuerte diarrea.
Preparados enzimáticos para la digestión
En nuestra dieta hay alimentos que son fuente de enzimas digestivas; en particular las hortalizas, los germinados -brotes de soja, de alfalfa, etc.-, ciertos alimentos fermentados como el miso y las frutas frescas de consumo en crudo. No obstante, cuando se produce la carencia significativa de enzimas es preciso recurrir a preparados especiales que ayuden a la digestión, además de cuidar la dieta para poder gozar de una buena salud.
Los preparados enzimáticos suelen incluir enzimas digestivas proteolíticas como la bromelina o bromelaína y la papaína, extraídos de la piña y de la papaya respectivamente. Así mismo hay preparados específicos de lactasa, enzima que descompone la lactosa de la leche en sus componentes más simples: la glucosa y la galactosa. Muchos de los preparados que se comercializan hoy día incorporan además de los enzimas descritos, otros enzimas similares a los que produce el páncreas -proteolíticas, lipasas y amilasas-, así como antioxidantes y aminoácidos.
Explicación:
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