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La lectura del capítulo 68 de Rayuela, la gran novela de Julio Cortázar, siempre suscita muchísimos comentarios en la clase: la búsqueda de nuevas formas de expresión artísticas fuera de los cauces convencionales para contar escenas (como esta escena erótica) miles de veces relatadas con un lenguaje insuficiente (o excesivamente ñoño o groseramente explícito), el poder de experimentación de la lengua, la literatura entendida como juego, la complicidad del lector en este juego,... El gíglico, el lenguaje nuevo creado por Cortázar para este capítulo, tiene seguramente como fuente de inspiración el poema Jabberwocky de Lewis Carroll, incluido en Alicia a través del espejo, tal como nos ha recordado una compañera en clase. Es, en definitiva, una sorprendente muestra de las audacias formales e innovaciones expresivas que Cortázar ensayó en sus obras.
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La lectura del capítulo 68 de Rayuela, la gran novela de Julio Cortázar, siempre suscita muchísimos comentarios en la clase: la búsqueda de nuevas formas de expresión artísticas fuera de los cauces convencionales para contar escenas (como esta escena erótica) miles de veces relatadas con un lenguaje insuficiente (o excesivamente ñoño o groseramente explícito), el poder de experimentación de la lengua, la literatura entendida como juego, la complicidad del lector en este juego,... El gíglico, el lenguaje nuevo creado por Cortázar para este capítulo, tiene seguramente como fuente de inspiración el poema Jabberwocky de Lewis Carroll, incluido en Alicia a través del espejo, tal como nos ha recordado una compañera en clase. Es, en definitiva, una sorprendente muestra de las audacias formales e innovaciones expresivas que Cortázar ensayó en sus obras.
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Espero que te funcione la respuesta :)