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Respuesta:
emos controlar sus mecanismos patogénicos y combatir las enfermedades que producen.
Tratar una enfermedad bacteriana, si se dispone de un antibiótico adecuado, puede ser relativamente asequible.
Salvo en algunas infecciones graves causantes de neumonías o tuberculosis, o en aquellas causadas por bacterias multirresistentes, una terapia antibiótica adecuada contrarresta la acción bacteriana.
Los virus son otra cosa. Se trata de agentes infecciosos que necesitan de manera inexorable parasitar a una célula viva que les proporcione cobijo, para poder sobrevivir y reproducirse.
Una vez que invaden las células humanas toman el control de su maquinaria para beneficio propio, a costa de la destrucción total o parcial del propio huésped.
Y para ello se valen de múltiples estrategias, que además son mucho más variables que las que poseen las células.
Lo malo es que los antibióticos no les hacen ni cosquillas.
Cuando se utilizan de manera inadecuada -esto es, para tratar una infección de origen vírico-, el efecto que producen en nuestro organismo es debilitar a nuestros aliados bacterianos.
Espero que te sirva