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Explicación:Un reino en expansión. Castilla a principios del siglo XVI.
A finales del siglo XV y principios del siglo XVI, el reino de Castilla y el reino de Portugal se hallaban en una competencia por encontrar nuevas rutas comerciales con las cuales acceder a productos del lejano Oriente (pensemos en la pimienta, la seda o la canela) sin tener que recurrir a intermediarios, como los turcos o las ciudades italianas. Para el año de 1492, Portugal llevaba la delantera, puesto que ya había navegado una gran parte de la costa de África y cinco años después llegaría hasta la India. Castilla, en cambio, no había avanzado más allá de las islas Canarias.
Sin embargo, ese año tuvieron lugar dos eventos que dieron un impulso fuerte a la posición castellana. En primer lugar, en enero, las tropas de los Reyes Católicos lograron conquistar el último reino musulmán en la península ibérica, Granada, con lo que una parte importante de los hombres y recursos de Castilla se liberó. Meses después, Cristóbal Colón llegó por primera vez al continente americano sin haberlo planeado, pues él quería llegar a Asia (de aquí el nombre que les dieron a las nuevas tierras: “las Indias”).
El viaje de Colón obligó a que Portugal y Castilla, con ayuda del papa Alejandro VI, negociaran sobre los nuevos territorios. Así, en 1493 apareció la bula papal Inter Caetera y el año siguiente el Tratado de Tordesillas. En ambos se establecía que Castilla sería dueña de casi toda América, mientras que África y gran parte de Asia pertenecerían a Portugal.
Como consecuencia, los Reyes Católicos y sus sucesores (Juana I y Carlos I) buscaron expandir sus dominios en las nuevas tierras, siempre con el objetivo último de llegar a China y a la India. Sin embargo, tenían muchos problemas en Europa y por eso no contaban ni con el dinero ni las tropas para explorar y colonizar. Para solucionar esto, se estableció que el rey o una autoridad en su representación podían elaborar un contrato con una persona o un grupo para que se encargaran de la conquista y colonización. Estos contratos eran llamados “Instrucciones” o “Capitulaciones” y fueron entregados a todos los conquistadores y expedicionarios del siglo XVI, incluyendo a Hernán Cortés. Estos últimos se comprometían a organizar la expedición, poner el dinero para los suministros, las armas, los barcos y los soldados, además de entregar un quinto de todas las riquezas a la Corona, a cambio de que los monarcas reconocieran la legalidad de la empresa, respetaran las ganancias hechas durante las conquistas y dieran tierras e indios a los conquistadores.
Siguiendo este modelo de expediciones, para el año de 1519 (casi tres décadas después del primer viaje de Colón) los castellanos ya habían conquistado y colonizado las islas de La Española (la actual isla de República Dominicana y Haití), Cuba y Jamaica, encontrado el Océano Pacífico y fundado un asentamiento en la actual Panamá.
Para los indígenas que vivían en las islas conquistadas, la llegada de los europeos no fueron buenas noticias. La gran mayoría terminó como mano de obra en las plantaciones y explotaciones mineras de los castellanos, pero la gran cantidad de trabajo, los abusos y las enfermedades que habían introducido los mismos europeos causaron muchas muertes de los caribeños. Ante tal situación, los castellanos comenzaron a comprar esclavos africanos para reemplazar a los nativos fallecidos.