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Respuesta:
Tras la crisis financiera de 2008 y las dificultades de las grandes potencias mundiales para mantener un crecimiento económico sostenible, China y la India se encuentran entre las pocas economías que registran una tasa de crecimiento positiva. Muchos esperan que una cooperación más estrecha entre estos dos colosos y el resto del mundo pueda detener la tendencia a la baja actual de la economía mundial.
Sin embargo, si comparamos China y la India de forma más exhaustiva, la profunda diferencia entre el nivel de desarrollo del dragón y el elefante se hace evidente, teniendo el primero una gran ventaja frente al segundo.
La situación de China
Desde el inicio de la reforma económica china implantada por Deng Xiaoping en 1978, China ha pasado de un sistema económico cerrado y centralizado a una economía de mercado. Las reformas comenzaron con el desmantelamiento del régimen de las comunas en el campo, pasando posteriormente a la liberalización de los precios, la descentralización fiscal, una mayor autonomía de las empresas estatales y el desarrollo del sector privado, de un mercado financiero y de un sistema bancario moderno hasta llegar a la apertura al comercio exterior y la inversión extranjera directa (IED).
En 2010, China se convirtió en el mayor exportador de artículos de primera necesidad y ha superado a Japón en términos de producto interior bruto (PIB). La reestructuración de la economía china ha provocado que el PIB aumente por diez desde 1978. En términos de paridad de poder adquisitivo (PPA), China se convirtió en la primera economía mundial en 2015, superando a Estados Unidos por primera vez en la historia.
Sin embargo, la renta per cápita de los ciudadanos chinos se mantiene por debajo de la media mundial. Además, el gobierno chino tiene ante sí muchos y difíciles retos, entre los que se incluyen:
Reducir la gran tasa de ahorro de los hogares y promover el consumo interno;
Aumentar las oportunidades de empleo en sectores con salarios más altos y promover la contratación de personas recién licenciadas;
Reducir el nivel de corrupción y otros delitos económicos;
Reducir la contaminación ambiental;
Revertir el proceso de envejecimiento de la población.
En respuesta a esta problemática, el gobierno chino, durante el decimotercer Plan Quinquenal en 2015, hizo hincapié en la necesidad de reformas económicas nuevas y eficaces para aumentar la innovación y el consumo interno con el fin de hacer a la economía china menos dependiente de las inversiones fijas, exportaciones e industria pesada.
La situación de la India
La India se está convirtiendo poco a poco en una economía de mercado. En los años noventa, el Gobierno promovió medidas de liberalización económica, incluyendo la desregulación del sector industrial, la privatización de las grandes empresas de propiedad estatal (EPE) y una reducción del control sobre el comercio y la inversión extranjera directa. Estas políticas han permitido a la India lograr un crecimiento anual del 7 % por año desde 1997 hasta 2011.
Casi la mitad de la mano de obra está empleada en la agricultura, pero la verdadera columna vertebral del crecimiento económico de la India es el sector servicios. En 2011, la economía de la India se ralentizó debido a las altas tasas de interés, a un aumento de la inflación y al pesimismo de los inversores ante la voluntad del gobierno central de promover una mayor liberalización económica.
Sin embargo, a partir de 2012, la economía de la India comenzó a crecer gracias a las inversiones promovidas por el gobierno, las medidas adoptadas para reducir el déficit y la mayor participación de entidades extranjeras. El crecimiento ha aumentado en 2014 y 2015, el período durante el cual se produjo un crecimiento del PIB del 7 %. India, al igual que China, se enfrenta a una serie de desafíos con el fin de mantener y sostener el crecimiento económico actual, entre los que se incluyen:
Reducir la tasa de pobreza;
Controlar la corrupción endémica;
Eliminar la violencia y la discriminación contra las mujeres y las niñas;
Implementar un sistema de distribución del territorio eficiente;
Promover los derechos de propiedad intelectual;
Mejorar el sistema de transporte y las infraestructuras en el sector agrícola;
Dar más oportunidades de empleo en sectores distintos a la agricultura;
Controlar la migración del campo y la ciudad;
Reformar y mejorar el sistema educativo.
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