Respuestas
Explicación:
El Tratado de Versalles obligó a Alemania a aceptar total responsabilidad por el conflicto de la Primera Guerra Mundial. En consecuencia, se le impusieron unos términos de rendición absolutamente humillantes y desmesurados.
Entre otras cosas, el tratado obligaba a Alemania a:
consignar armamento y navíos militares a los Aliados;
reducir el ejército alemán a 100 mil soldados;
repartir entre los vencedores los territorios anexados o administrados por Alemania;
pagar una indemnización escandalosa a los Aliados.
Tales condiciones impedían la recuperación de Alemania, lo que despertó el malestar popular de la nación germana, el resentimiento y el deseo de revancha.
Vea también Tratado de Versalles.
Desconocimiento de los acuerdos con Italia tras el Tratado de Versalles
En la Primera Guerra Mundial, Italia no quiso sumarse a la declaración de guerra de la Triple Alianza, a la que pertenecía junto a Alemania y Austria-Hungría. Por su parte, la Triple Entente le ofreció una compensación territorial a cambio de luchar a su lado, cosa que aceptó.
El compromiso adquirido por los Aliados fue desconocido en el Tratado de Versalles, e Italia solo recibió una parte de lo acordado. Esto despertó el deseo de reivindicación de Italia, especialmente en aquellos que lucharon en el frente de guerra, como Benito Mussolini.
Vea también Triple Entente.
Crecimiento de las tensiones étnicas
Las tensiones étnicas crecieron en este período y prepararon el ambiente de confrontación. Fueron consecuencia del reparto territorial promovido en el Tratado de Versalles.
Así, por un lado, una Italia resentida ansiaba una reivindicación frente a los Aliados; por el otro, en una Alemania oprimida despertaba el deseo de restauración territorial y expansión.
Junto a esto, en Alemania crecía la percepción de que el poder económico judío, que controlaba buena parte del sistema financiero, representaba un obstáculo para el desarrollo de la economía nacional. Esto fortaleció el antisemitismo.
Vea también Antisemitismo.
El surgimiento del nacionalsocialismo y el fascismo
Benito Mussolini y Adolfo Hitler en un desfile militar.
El descontento fue dando lugar a la aparición de una nueva tendencia ideológica de ultraderecha, que pretendía hacer frente a la avanzada de las democracias liberales capitalistas y del comunismo ruso, por medio de un discurso nacionalista, etnocéntrico, proteccionista y de vocación imperialista.
Esta tendencia estaba representada por el fascismo italiano de Benito Mussolini, que ascendió al poder en 1922, y el nacionalsocialismo alemán o nazismo.
Vea también:
Nazismo o Nacionalsocialismo.
Fascismo.
La Gran Depresión
Al inicio de la década de 1920, países como Francia y Reino Unido habían tenido una rápida recuperación económica. Sin embargo, el Crac del 29 dio inicio a la Gran Depresión, lo que puso en jaque a las democracias liberales.
La Gran Depresión hizo mella en todo el mundo, pero la reacción fue más sensible en Alemania e Italia, países afectados previamente por el Tratado de Versalles. Allí, se exacerbó el rechazo popular al liberalismo económico y al modelo democrático.
Puede decirse que la Gran Depresión revivió el nacionalsocialismo alemán que, antes del Crac del 29, tendía a perder fuerza política. De ese modo facilitó el ascenso al poder del nazismo en 1933, bajo el liderazgo de Adolfo Hitler.