hola necesito ayuda no escriban cualquier cosa es muy importante gracias
Era una canción que me producía temor, y que, en vez de dormir, acrecentaba mis miedos, no me atrevía a bajar los pies de mi cama, y tome la decisión de dormir con una linterna, para alumbrar cualquier rincón que viera extraño. No les ha pasado, que en las noches cuando todo esta oscuro, vez sombras o formas de monstruos que no existen, que cuando enciendes la luz son prendas de vestir, libros caídos, o en los casos de mayor temor, tu mascota brinca a los pies de tu cama y sientes que tu corazón saldrá de tu cuerpo.
Un día, cuando tuve la suficiente valentía le pregunté a mi madre porque me cantaba esa canción de cuna y su respuesta fue por tradición, que su mamá se la cantó y que a ella su abuela se la canto. Ella me explicaba que hace un tiempo los padres les enseñaban a sus hijos de esta manera; es decir, que la información iba de generación en generación y que la gente las admiraba por sus hazañas y que a menudo se exageraban hasta la absurdidad.
Ahora leamos anexo 1 y teniendo en cuenta lo leído, recrea un texto corto de 10 renglones. Que identifique las historias de personajes que han sido leyenda en tu barrio, en tu pueblo o ciudad.
Respuestas
Respuesta:
Dice una vieja historia que hace muchísimos años, en lo más profundo de la selva del Ecuador, vivía un sapo diferente a los demás sapos del mundo porque tenía una peculiaridad: si alguien le molestaba o se burlaba de él, se convertía en tigre y atacaba sin piedad.
Tan solo algunos ancianos afirmaban haberlo visto cuando eran niños, así que para la mayoría de los indígenas de los poblados cercanos al Amazonas el extraño animal era como un ser de leyenda que se ocultaba en la jungla. Eso sí, sabían que existía porque a veces, amparado por la noche, cantaba a grito pelado desde su escondite:
– ¡Kuartam – tan! ¡Kuartam – tan! ¡Kuartam – tan!
Como ‘Kuartam – tan’ era lo que repetía sin cesar, con el nombre de sapo Kuartam se quedó.
Según cuentan, un joven de la tribu shuar llamado Nantu quiso salir una noche a cazar. Antes de abandonar el hogar, su esposa le advirtió:
– Ten mucho cuidado ahí fuera, y por favor, si ves al sapo Kuartam ni se te ocurra burlarte de él. ¡Ya sabes la mala fama que tiene por estos lugares!
– ¡Bah, tonterías! Estoy seguro de que eso de que se convierte en tigre es pura invención, pero ¡quédate tranquila! Te prometo que si me lo encuentro no le diré nada y pasaré de largo.
Nantu dijo esto al tiempo que mostraba una sonrisa pícara que no gustó demasiado a su mujer.
– Nantu, insisto en decirte que no seas irresponsable.
El chico guiñó un ojo y le propinó un sonoro beso en la mejilla.
– ¡Confía en mí! Y ahora me voy que se hace tarde… ¡Estaré de vuelta antes de medianoche!
Bajo la luz de la Luna el joven deambuló por la selva tropical apartando la frondosa vegetación con un afilado machete y fijándose bien por si aparecía alguna posible presa. Desgraciadamente no vio más que una serpiente y dos o tres ratones diminutos correteando de un lado para otro.
– Aquí no hay bicho que me pueda servir de comida… ¡Vaya manera de perder el tiempo!
Pasado un rato llegó a un claro y se tumbó en el suelo a descansar. Le dolían los músculos, pero sobre todo estaba aburrido de dar vueltas y vueltas sin obtener resultados.
– Como llegue a casa con las manos vacías el menú de mañana será fruta para desayunar, fruta para comer y fruta para cenar. ¡Voy a acabar odiando los cocos y las bananas!
De repente, dejó de lamentarse porque una idea de lo más divertida pasó por su cabeza.
– ‘¿Y si me burlo un poquito del famoso sapo?… ¡Voy a probar a ver qué pasa!’
Sin ningún tipo de pudor comenzó a llamar a Kuartam. Estaba convencido de que, aunque el sapo cantaba raro, no tenía poderes de ningún tipo y por tanto no había nada que temer.
– ¡Kuartam!… ¡Kuartam!
Solo escuchó el aleteo de una familia de pajaritos, así que siguió erre que erre.
– ¡Kuartam!… ¡Kuartam!…
Como allí no había ni sapo ni similar, Nantu se fue envalentonando y su voz se tornó más guasona:
– ¡Yujuuuuu!… Sapo Kuartam, ¿estas por aquí ?… ¿Es cierto que eres un sapo mágico?… ¡Si no lo veo, no lo creo!… ¡No seas cobarde y da la cara!
No obtuvo respuesta, pero Kuartam sí estaba allí, agazapado en la copa de un árbol. Por supuesto lo había escuchado todo, y llegó un momento en que se sintió tan molesto, tan enfadado, que su paciencia se agotó y sucedió lo que tenía que suceder: su cuerpo, pequeño como una naranja, empezó a crecer descomunalmente y se transformó en el de un tigre.
Nantu, ajeno a todo, siguió llamando al batracio sin dejar de mofarse de él.
– Kuartam, sapo tonto… ¡Eres un gallina! ¡Clo, clo, clo! ¡Gallinita, ven aquí! ¡Clo, clo, clo!
Kuartam, antes simple sapito y ahora enorme félido, no pudo más y emitió un rugido que hizo que temblaran las nubes. Acto seguido saltó desde lo alto, abrió las fauces lo más que pudo, y se tragó de un bocado al insensato cazador.
Mientras todo esto sucedía, la esposa de Nantu aguardaba en el hogar sintiendo que la noche transcurría muy lenta. Durante horas esperó junto a la puerta el regreso de su esposo, pero al ver que no volvía se puso muy nerviosa.
– ‘¡Es rarísimo que Nantu no haya vuelto todavía!… ¿Qué le habrá pasado?… Conoce la selva como la palma de su mano y es el más ágil de la tribu… La única explicación posible es que… que… ¡se haya encontrado con el sapo Kuartam!’.
Sin pararse a pensar salió corriendo de la cabaña. Por suerte no había llovido y pudo seguir el rastro de las huellas de los pies que Nantu había dejado tras de sí.
Todo fue bien hasta que llegó a un claro en la jungla; en ese lugar, por alguna razón que no alcanzaba a comprender, las pisadas se esfumaban por completo, como si a Nantu se lo hubiera tragado la tierra.
La muchacha se sintió muy triste y empezó a decir en alto:
– ¿Dónde estás, amado mío, dónde estás?… ¿Debo ir hacia el norte?… ¿O mejor rumbo al sur?… ¡No sé por dónde buscarte!
Explicación: