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Pese a que la mayoría de los casos conocidos por la ciudadanía suelen referirse a personajes o instituciones famosas, lo cierto es que cualquier usuario puede ser objeto de estas prácticas que pueden llegar a ser delictivas según el caso concreto y que abarcan multitud de conductas. Desde la simple suplantación de identidad en un perfil de redes sociales hasta el phishing o utilización de datos bancarios o personales de la víctima en provecho propio.
Para analizar este tipo de conductas debemos diferenciar los conceptos de suplantación y usurpación de identidad. Si bien, ambas figuras son conductas prohibidas con anterioridad a Internet, lo cierto es que desde la irrupción de las redes sociales se ha puesto de manifiesto un auge de las mismas.