Respuestas
Respuesta:
Un ejemplo de esta discriminación institucional, recuerda Otilia, es el veredicto del caso Sepur Zarco, en el que se halló culpables a dos militares acusados de crímenes de guerra, delitos de esclavitud sexual, violaciones, desapariciones forzadas, malos tratos y discriminación cometidos entre 1982 y 1983 contra 11 mujeres indígenas que vivían alrededor del destacamento Sepur Zarco, en Guatemala.
Si bien el logro obtenido con la valentía y la determinación de las mujeres q’eqchí apoyadas por diversas organizaciones en el caso Sepur Zarco es un avance histórico, Lux de Coti amplía las maneras en las que podemos frenar la violencia contra niñas y mujeres indígenas a la educación y los mecanismos internacionales que guíen las políticas públicas locales.
“Se ha desarrollado trabajo para la promoción de las niñas en el ámbito educativo, para que las niñas lleguen por lo menos al sexto año de primaria y en las áreas rurales, que es donde se manifiesta mucho más la deserción o el retiro de las escuelas. Esto permitirá a las niñas y mujeres tener una vida plena en sus derechos”.
“En Guatemala han trabajado la Convención Belén do Pará o la CEDAW, que son instrumentos internacionales que orientan a los estados para asumir responsabilidades para hacer contrapeso a la violencia, un flagelo creado en nuestros países desde hace muchos años que ha impedido a la mujer su pleno desarrollo”.