¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos? ​

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Respuesta dada por: les312
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Respuesta:

innumerables personas de todo el mundo ya se hicieron esa pregunta sobre el origen de la vida en algún momento. Y no es para menos, porque influye decisivamente en nuestras actitudes y, en consecuencia, en nuestro destino. 

innumerables personas de todo el mundo ya se hicieron esa pregunta sobre el origen de la vida en algún momento. Y no es para menos, porque influye decisivamente en nuestras actitudes y, en consecuencia, en nuestro destino. Para la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo1, el origen del Ser Humano es su Espíritu Eterno. Finalmente, “estamos en cuerpo, pero somos Espíritu”, conforme esclarece, desde hace décadas, su Presidente Predicador, José de Paiva Netto. De esta forma, necesitamos comprender que fuimos creados por Dios, espiritualmente, a Su Divina “imagen y semejanza” (Génesis Mosaica, 1:26).

innumerables personas de todo el mundo ya se hicieron esa pregunta sobre el origen de la vida en algún momento. Y no es para menos, porque influye decisivamente en nuestras actitudes y, en consecuencia, en nuestro destino. Para la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo1, el origen del Ser Humano es su Espíritu Eterno. Finalmente, “estamos en cuerpo, pero somos Espíritu”, conforme esclarece, desde hace décadas, su Presidente Predicador, José de Paiva Netto. De esta forma, necesitamos comprender que fuimos creados por Dios, espiritualmente, a Su Divina “imagen y semejanza” (Génesis Mosaica, 1:26).Luego, de la misma forma como el Padre Celestial es eterno, somos eternos también. Y la razón de estar aquí en la Tierra de paso, revestidos de un cuerpo carnal, es el sublime objetivo de evolucionar; es decir, buscar corregirnos y mejorar en cada reencarnación en este planeta.

Explicación:

Debido a esto debemos reflexionar sobre cómo estamos invirtiendo nuestro tiempo, nuestros talentos, dedicación y sentimientos. Nuestra recomendación para la felicidad verdadera es vivir lo que enseñó el Cristo Ecuménico, el Divino Estadista, en Su Evangelio, según San Mateo, 6:33:

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