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Respuesta:
Ciudadanía y ciudadano son términos fácilmente comprensibles en nuestros días. Todos, de una forma u otra entendemos que la ciudadanía es la pertenencia de un individuo a una comunidad de ciudadanos, a un Estado, otorgada según el lugar de nacimiento o adquirida con los años por alguna causa (por migración o parentesco familiar por ejemplo). Esta ciudadanía implica unos derechos (por ejemplo el acceso a la sanidad y educación estatal en algunos países) y unos deberes (sometimiento a las leyes estatales). Entendemos que la ciudadanía está intrínsecamente ligada al derecho a voto: no se entiende un Estado moderno sin el derecho a voto, que es característica indispensable del sistema democrático. Sin embargo a la hora de explicar esta relación ciudadanía-voto y la importancia del concepto ciudadano en el modelo democrático, el asunto se complica: nos encontramos sistemas democráticos donde este derecho y esta ciudadanía se aplica de forma diferente, con gobiernos donde el sistema sanitario se aplica de forma más igualitaria o menos, donde los derechos ciudadanos están más o menos restringidos o el voto se realiza por sufragio censitario, universal o indirecto. En una época en la que la democracia está en boca día tras día y estos términos no nos resultan ajenos pero quizás confusos, en el artículo de este mes haremos reflexión del concepto ciudadano y su relación con el derecho de voto en el marco de un sistema democrático. Lejos de pretender hacer un repaso histórico sobre la evolución de la democracia, algo que se puede encontrar fácilmente en la mayoría de libros sobre el tema y webs de referencia, nos detendremos en dos momentos determinados de la historia: la democracia ateniense y la democracia ilustrada para examinar su cercanía o lejanía con lo que hoy entendemos por ciudadano y lo que escuchamos o leemos día tras día sobre la democracia.
Explicación:
Coronita plis