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Cuentos Editar
El Delincuente: la historia comienza en un conventillo, en la cual el protagonista de esta, el maestro Garrido , relata vivir en la primera habitación del lugar justo al lado de la entrada y observar después de su jornada laboral a la gente que ingresaba y salía, dándose cuenta de como les ha ido, y entre otros detalles más, de acuerdo a Garrido.
Un día sábado por la medianoche, el maestro detecta a dos sospechosos a la entrada del conventillo: un sujeto en estado de ebriedad y otro con apariencia de pillo, por lo que decide llevarlos a la comisaría junto con su vecino el maestro Sánchez, ya que necesitaría ayuda por el largo trayecto del viaje, tomando en cuenta que el lugar queda a ocho cuadras a pie y no tenían medio de transporte. Sin embargo, Garrido y compañía de una manera muy curiosa ríen y conversan, por lo que se dio cuenta de la absurda situación, después de que su vecino el maestro Sánchez dijera de forma bastante dura al borracho: "Camina animal". Finalmente al momento de dejar a los sospechosos en el lugar de justicia, ambos maestros marcharon tristes a sus hogares.
El vaso de leche: un joven desertor de una vapor de origen inglés procedente de Punta Arenas (Chile), quedó a su suerte en un lugar desconocido, en el que llevaba mendigando durante seis días en muelles y puertos. En su antigua tripulación, estuvo solo un mes allí, en donde ayudaba a un austríaco pescador de Centollas chilenas y posteriormente se embarcó ocultamente en un barco que iba hacia el norte, pudiendo comer y vivir bien, en donde por desgracia para él, lo delataron y desembarcaron, pensando que era un infiltrado.
Tras otro pequeño tiempo deambulando por las calles de la localización "desconocida" mencionada, el joven entró en una cafetería vacía en donde solo atendía la dueña del lugar y con éxito logró que ella se compadeciese de él, dándole una porción de vainillas y un tazón de leche; después de la acción, éste se echó a llorar con desesperación, recibiendo más de una caricia de parte de la dueña, quien lo consuela con la dulzura de un amor maternal y le deja servida la misma porción anterior. Finalmente el hombre se despide agradecido de la mujer y se retira del recinto.
Un mendigo: durante un soleado día de Invierno color tafetán, un tipo llamado Lucas Ramírez fue dado de alta del hospital. Aquel sujeto solo en la ciudad, sin familia, trabajo y hogar, comienza a vagar por las calles solo con la "compañía" de sus muletas, las cuales hacían posible que estuviera en pie. Tras meses realizando esta actividad, se decidió buscar un albergue para pasar la noche, acordándose de un viejo conocido suyo llamado Esteban, quien podría ayudarle en su situación, pero al no dar con la numeración de la casa, recurrió a un restaurante, en donde fortuitamente, recibió mucho dinero, después de ser interrumpido al consultar. Sin embargo, Ramírez quedó en una profunda perplejidad al no querer aceptar su condición de mendigo; revirtiendo su pensamiento, después de que acudiera al lugar repitiéndose la situación, de esta forma eligiendo su destino.
El trampolín: en este cuento, el autor del libro Manuel Rojas, relata su experiencia cuando era un estudiante de medicina e iba de vuelta de sus vacaciones realizadas en Valparaíso (Chile) hacía la capital, Santiago junto con un amigo suyo en tren. Rojas luego relata que al llegar el tren a Bellavista (Chile), al frente de su posición se situaron un oficial y un detenido. Rojas y su amigo le preguntan al oficial que crimen cometió el hombre, el cual respondió homicidio, teniendo él como antecedente que mató a un amigo y compañero de trabajo. Sin embargo, la versión del detenido fue la conmovió a Rojas y su acompañante, ya que estos percibieron inocencia en los relatos vertidos del supuesto culpable.
Cuando el oficial de policía se ausenta un par de minutos, cuando el tren es chocado por otra máquina que arribaba en la estación de tren, los protagonistas no dudan en que el prisionero debe huir, pues lo consideran inocente. Es así como un "trampolín de la suerte" le ayuda a aquel sujeto evitar la cárcel, su más inminente destino.
Pedro el pequenero: don Vicho intenta recordar una historia nueva para divertir a su auditorio de niños que esperan un cuento. Luego de unos momentos de buscar en su memoria de abuelo decide contar el relato de “Pedro el Chuico”, un hombre que había vivido en los tiempos de Jesucristo. Los escuchas se acomodaron a su alrededor para oír la historia: Pedro era un hombre que jun