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Premios Nobel es una ocasión ineludible para hablar de su mentor, el científico e inventor sueco Alfred Nobel.
Alfred Bernhard Nobel, hijo de Inmanuel Nobel y de Andrietta Ahlsell, nació en Estocolmo (Suecia) el 21 de octubre de 1833. Cuando Alfred Nobel contaba con 9 años, su familia se trasladó a San Petersburgo, donde su padre regentaba una fábrica de armas que finalmente quebraría. Al volver a Estocolmo, con 30 años, Alfred Nobel crea su propia fábrica de nitroglicerina. Precisamente, perfeccionando sus estudios sobre la inestabilidad de los éteres nítricos de la glicerina, estudios con los que se jugó la vida, al sufrir alguna peligrosa explosión que destruyó gran parte de su primera fábrica y provocó la muerte de su hermano Emilio, Alfred Nobel descubrió la forma de manipular de forma más o menos segura la nitroglicerina y, posteriormente, la dinamita en el año 1867.
La dinamita fue rápidamente utilizada en los sectores de la construcción, de los transportes y de las obras públicas y, claro está, su potencial destructivo no pasó desapercibido para el mundo militar. Los encargos de suministro de explosivos llegaban desde toda Europa y desde Estados Unidos. La patente sobre sus inventos dotó a Alfred Nobel de una grandísima fortuna pero también se fue engendrando en él la idea de que la utilización práctica de sus descubrimientos (dinamita, balistita, gelignita) conllevaría la aniquilación de muchas vidas humanas, dado que los conflictos bélicos serían mucho más cruentos y devastadores. Ese complejo de culpa fue creciendo hasta que Alfred Nobel concibió la idea de destinar la mayor parte de su fortuna a incentivar los mejores esfuerzos del hombre en diversos campos de la ciencia, las artes o la diplomacia, cultivadas en favor de la humanidad.
Mientras germinaba la historia de los Premios Nobel, Alfred Nobel había trasladado la sede de su principal negocio, su laboratorio y su hogar a San Remo (Italia)en 1891, donde también residía la literata austríaca Bertha Kinsky, la única mujer conocida en su vida.
Así, el 27 de noviembre de 1895, Alfred Nobel firmaba en París un testamento que recogía expresamente la creación de la Fundación Nobel (Nobelstiftelsen). De tal forma, la Historia de los Premios Nobel tiene su origen en una disposición hereditaria en el testamento de Alfred Nobel. Dicha disposición decía lo siguiente:
Testamento de Alfred Nobel"El que suscribe, Alfred Bernhard Nobel, declaro por este medio tras profunda reflexión, que mi última voluntad respecto a los bienes que puedo legar tras mi muerte es la siguiente:
Se dispondrá como sigue de todo el remanente de la fortuna realizable que deje al morir: el capital, realizado en valores seguros por mis testamentarios, constituirá un fondo cuyo interés se distribuirá anualmente como recompensa a los que, durante el año anterior, hubieran prestado a la humanidad los mayores servicios. El total se dividirá en cinco partes iguales, que se concederán: una a quien, en el ramo de las Ciencias Físicas, haya hecho el descubrimiento o invento mas importante; otra a quien lo haya hecho en Química o introducido en ella el mejor perfeccionamiento; la tercera al autor del más importante descubrimiento en Fisiología o Medicina; la cuarta al que haya producido la obra literaria más notable en el sentido del idealismo; por último, la quinta parte a quien haya laborado más y mejor en la obra de la fraternidad de los pueblos, a favor de la supresión o reducción de los ejércitos permanentes, y en pro de la formación y propagación de Congresos de la Paz.
Los premios serán otorgados: los de Física y Química por la Academia Sueca de Ciencias; el de Fisiología o Medicina por el Instituto Carolino de Estocolmo; el de Literatura, por la Academia de Estocolmo; el de la obra de la Paz, por una comisión de cinco individuos que elegirá el Storthing noruego. Es mi voluntad expresa que en la concesión de los premios no se tenga en cuenta la nacionalidad, de manera que los obtengan los más dignos, sean o no escandinavos [...]
A partir de ahora, es éste el único testamento con valor legal. Con él quedan sin efecto todas las disposiciones testamentarias anteriores que puedan aparecer después de mi muerte."