Relacionar el concepto de "Pandemia" con el concepto de "Aldea Global", en el contexto actual
(NO RESPONDAN SI NO SABEN GRACIAS)
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El investigador boliviano Carlos Zambrana aterrizó en Liberia hace un mes. Entonces, ya se había empezado a hablar del coronavirus, aunque faltaban semanas para que se calificara como pandemia. Pero las autoridades del país no esperaron. “Estamos en modo ébola”, le espetaron mientras le tomaban la temperatura en el aeropuerto y cuando le hacían lavarse las manos antes de entrar en cualquier edificio. El ébola dejó 2.337 muertos tras el brote de 2014 en este país de cuatro millones de habitantes. "Ellos tienen la pesadilla muy reciente y no quieren revivirla", indica este especialista en enfermedades emergentes.
El continente tiene muchas lecciones aprendidas en lo que a virus se refiere. Pero también sufre muchas debilidades fruto de unos sistemas sanitarios más que precarios, grandes cantidades de población hacinadas en viviendas informales y una dificultad extrema para que los medicamentos y vacunas lleguen a toda la población por las pobres infraestructuras. Este mismo escenario se repite en otros puntos del globo. En América Latina y el Caribe, una de las regiones del mundo con mayores desigualdades en cuanto acceso al sistema sanitario; en India, e incluso en las remotas islas del Pacífico. Ante un virus del que aún no se sabe si es estacional y cómo reaccionará a las altas temperaturas, el temor sobre qué pasará en el mundo si los países en desarrollo no son capaces de contenerlo es real.
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Espero averte ayudado
coroname porfa
Respuesta:
Cuando el 31 de diciembre pasado se anunciaba el brote de una nueva cepa de Coronavirus en la provincia de Wuhan, China, la expectativa de afectar nuestras vidas cotidianas parecía remota. En 30 días, el número de pacientes afectados por el brote rondaba los 10,000. En 45 días, China, Corea del Sur, Irán e Italia eran los países más afectados por el brote y el número de afectados superaba los 70,000.
Para el día 60, el número de casos ya rondaba entorno a los 100,000 en más de 120 países.
Sin embargo, a partir del día 60 (1 de marzo) hasta ayer, la expansión de la enfermedad a nivel global ha crecido exponencialmente. En los 16 días de marzo, el número de casos identificados fuera de la China pasó de 8,000 a 88,000. Vivimos entonces la fase del crecimiento exponencial de la pandemia. El 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud formalmente reconoció al Covid-2019 como una “pandemia”.
En el ínterin, en Guatemala se respiraba un aura de tranquilidad. El reconocimiento tácito de nuestra posición tangencial dentro de la aldea global aunado a los controles aeroportuarios instalados desde la última semana de febrero así pensar que la pandemia nos afectaría marginalmente.
Hasta que eventualmente llegó. Primero, vía un turista que recién había visitado Italia (uno de los cuatro países más afectados originalmente) y luego, vía un grupo de visitantes a España. Y así, la revolución de la movilidad que Moisés Naím ha descrito, y que es una de las grandes manifestaciones de la aldea global del XXI nos trajo la pandemia a casa.
Sin embargo, otros fenómenos propios de la aldea global generan externalidades negativas. La revolución de la información, que nos permite seguir la evolución de la pandemia en tiempo real, genera una sobreabundancia de información. Las fake news proliferan, la desinformación fluye segundo a segundo y el pánico se multiplica con agilidad. ¿Cómo explicar entonces que en Guatemala, como en otros países de la región, escaseó el papel higiénico aún cuando no había casos confirmados ni se había implementado medidas de restricción de movilidad humana?
Así la respuesta de Gobierno ha sido efectiva. Los controles aeroportuarios tempranos permitieron identificar al universo de riesgo potencial con relativa facilidad (viajeros que visitaron países afectados por la pandemia). La suspensión de actividades educativas, deportivas, religiosas y espectáculos públicos se encamina ahora a limitar la propagación de focos de contagio local. El cierre de fronteras (gradual primero y absoluto ahora) se encamina a evitar que nuevos focos de contagio ingresen al país mientras las autoridades se enfocan en mantener bajo cuarentena y vigilancia los posibles focos de contagio local.
Previsiblemente, la siguiente fase será la limitación de la actividad cotidiana. La suspensión de ciertas actividades laborales y comerciales, el cierre de oficinas públicas, o incluso, la limitación de cualquier servicio no-esencial, tal y como ha ocurrido en Italia y España.
En cualquier escenario, el impacto social y económico será sensible. Sólo la cancelación de las actividades religiosas de Cuaresma (y quizá también) de Semana Santa implica una pérdida de varios cientos de millones de quetzales para los sectores turismo, alimentos, servicios, transporte, etc. A ello sumemos el impacto en las cadenas de suministro globales. Ante este escenario, el siguiente paso para asegurar la oxigenación de la economía nacional requiere de una política monetaria tendiente a reducir tasas de interés, a implementar moratorias fiscales o flexibilidad de regulaciones laborales, que permitan mitigar la inminente desaceleración económica.
Y así como la pandemia llegó por la revolución de la movilidad, la revolución de las ideas y el libre flujo de información propio de la aldea global, nos da algunas luces de qué esperar en los próximos días y semanas.
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