CUNA DEL ESPÍRITU MODERNO
En el centro de la actitud mental griega había una inamovible creencia en el valor del hombre individual. Durante los siglos en que grandes partes de la tierra estaban dominadas por las monarquías absolutas de oriente, los griegos desarrollaron su convencimiento de que el hombre debe ser respetado no como instrumento de un señor omnipotente sino por sí mismo (…).
En los tiempos antiguos, Grecia era geográficamente muy parecida a lo que es hoy: la extremidad meridional de la norma masa de los Balcanes (…). Su reducida área no ha podido nunca sostener mas de unos pocos millones de habitantes, a pesar de lo cual ha representado un papel muy importante en la historia de la civilización occidental.
Y la razón de ello es, en parte, geográfica. En Egipto y en Mesopotamia, en las tierras fluviales del Nilo y del Éufrates, resultaba fácil someter a una gran población a un solo soberano y conseguir que cada hombre cumpliera una misión asignada en un vasto sistema unificado. Pero en Grecia, donde cada distrito estaba separado del vecino por montañas o por el mar, un control central de este tipo resultaba imposible y los hombres se veían obligados a no ser unos especialistas en alguna determinada profesión, sino a ser maestros en toda una gama de artesanías y logros. Cada uno de los grupos separados era absolutamente consciente de su existencia, y los miembros de estos grupos eran sabedores de sus respectivas responsabilidades (…).
Los griegos no inventaron la ley ni originaron la noción de ella. En Babilonia existían ya códigos legales cuando los griegos eran aún poco menos que salvajes, y la Ley Mosaica de Israel es también muy antigua. Pero la ley griega que surgió en el siglo VII a C. difería de ellas en varios aspectos. En primer lugar, no pretendía ser portadora de la voluntad de un monarca omnipotente ni de un dios; la ley griega aspiraba por completo a mejorar la suerte de los humanos mortales. En segundo lugar, mientras que aquellos sistemas primitivos podían cambiarse virtualmente según la voluntad de un rey o de un sacerdocio, la ley griega estaba generalmente basada en algún tipo de consenso popular, y solamente podía modificarse recurriendo al pueblo para su aprobación. Finalmente, se esperaba de la ley griega que protegiera la vida y la propiedad de todos los miembros de una sociedad, y no tan solo de un grupo selecto de dirigentes o de sacerdotes. Los Griegos se consideraban en este respecto muy superiores a los persas que, absolutamente dependientes del capricho real no estaban mejor que los esclavos.
C.M. Bowra. La Grecia clásica. México: Libros de Time-Life, 2004.
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thamarasilvalopez:
en el otro están las preguntas
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