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Cuarta unidad. Identidad y cultura
Esta unidad, la ultima del curso, se ha nombrado “Revoluciones”, y desde luego que hace mención a las tres grandes revoluciones en el orden social, económico y político que se llevaron a cabo en Europa afectando, para bien o para mal, al resto del orbe. Estos tres acontecimientos abarcan precisamente el periodo que los historiadores han llamado La Edad Moderna. Dentro de esta época, vimos en sus orígenes el renacer de la cultura grecolatina, las ideas de que el hombre es la medida de todas las cosas, que la razón debe imponerse al dogma. Las potencialidades del hombre deben manifestarse: he aquí la corriente llamada Humanismo. En filosofía hay una transformación en las preocupaciones reflexivas, mismas que darán lugar al desarrollo de la ciencia, tan limitada y dominada por la Iglesia durante la Edad Media. En este periodo, la filosofía estaba sujeta a la religión, sus resultados siempre estaban establecidos de ante mano.
Como toda filosofía, formular la pregunta es fundamental para dar respuesta a las inquietudes acerca del mundo que nos rodea, y René Descarte (1596-1650) se hace la pregunta ¿cómo sabemos que pensamos (existimos)? y responde: Pienso, luego existo, el renombrado Cogito ergo sum.
Descartes decía: Si dudo de todo, no puedo dudar de que dudo. Con Descartes hay una revolución: las reflexiones de los filósofos siempre habían partido del mundo de los objetos, ahora sitúa en la conciencia el punto de partida.
En palabras de Schwanitz, con Descartes “… hay una ruptura reflexiva con el mundo de los objetos, el sujeto se descubre como el que condimenta la realidad; de ese modo se distingue a sí mismo como espíritu, como realidad distinta de la materia. A partir de ahora, sujeto y objeto estarán enfrentados” (p.329); en este proceso de investigación (científica) la subjetivación del yo y la objetivación del mundo van unidas. Descartes afirma la independencia de la actividad de la razón frente al mundo (Racionalismo= poder de la razón).
Recordemos que uno de los grandes cambios que se ha dado en este periodo es la Reforma religiosa de Lutero (1517), perteneciente a la orden de los agustinos, quien en sus reflexiones y críticas a la iglesia católica llega a la conclusión de que no son las obras buenas las que te salvan al hombre, sino la fe en la gracia de Dios. Para aquel entonces el papa León X estaba queriendo iniciar otra cruzada para lo cual necesitaba de fondos que pensaba obtener de impuestos, 10% de los ingresos de los poblados, los príncipes protestaron y se adhirieron a la ideología de Lutero, en este sentido Martín Lutero no fue un hombre aislado que se sublevó contra los dictámenes de la Iglesia. Roma lo excomulgó. Lutero fue considerado entonces por los príncipes como el libertador de Alemania frente a Roma y recibió todo su apoyo. Lutero solo creía en las Sagradas Escrituras. Y como no aparecían en La Biblia, suprimió el purgatorio, la adoración de la Virgen, y los Santos, así como los sacramentos de confesión y extremaunción.
A la par de estos movimientos, se dieron otros con el carácter de sectas. Resulta que en algunas ciudades, una de ella, Ginebra, vieron como obstáculo al obispo y al Duque de Saboya que no daban libertad para desarrollarse por su cuenta. Pidieron ayuda a los suizos, y se volvieron al protestantismo. En esa ciudad, Juan Calvino (1536), tuvo la autoridad para establecer un régimen moral en contra de la corrupción de los obispos católicos.
“Calvino se convirtió en una suerte de ayatola protestante y fundó un estado teocrático […] cuyo sistema se convirtió en el modelo de la mayoría de las comunidades fundamentalistas y puritanas de Holanda, Inglaterra y de Estados Unidos” (p.108). En este sistema la asistencia a la misa se hizo obligatoria y la virtud se convirtió en ley; el placer, o como se mire, el vicio quedó prohibido. Concretamente se prohibieron las canciones indecorosas, el baile, el juego, el alcohol, los bares, los excesos gastronómicos, el lujo, el teatro, los cortes de pelo llamativos y la ropa indecente…. Sobre la prostitución, el adulterio, la blasfemia y la idolatría, pesaba la pena de muerte. Hace a un lado a los intermediarios, donde solo es importante la relación entre Dios y el hombre.
En este panorama de intolerancia religiosa se lleva a cabo una de las revoluciones más importantes para la cultura occidental y mundial: la revolución política
Esta unidad, la ultima del curso, se ha nombrado “Revoluciones”, y desde luego que hace mención a las tres grandes revoluciones en el orden social, económico y político que se llevaron a cabo en Europa afectando, para bien o para mal, al resto del orbe. Estos tres acontecimientos abarcan precisamente el periodo que los historiadores han llamado La Edad Moderna. Dentro de esta época, vimos en sus orígenes el renacer de la cultura grecolatina, las ideas de que el hombre es la medida de todas las cosas, que la razón debe imponerse al dogma. Las potencialidades del hombre deben manifestarse: he aquí la corriente llamada Humanismo. En filosofía hay una transformación en las preocupaciones reflexivas, mismas que darán lugar al desarrollo de la ciencia, tan limitada y dominada por la Iglesia durante la Edad Media. En este periodo, la filosofía estaba sujeta a la religión, sus resultados siempre estaban establecidos de ante mano.
Como toda filosofía, formular la pregunta es fundamental para dar respuesta a las inquietudes acerca del mundo que nos rodea, y René Descarte (1596-1650) se hace la pregunta ¿cómo sabemos que pensamos (existimos)? y responde: Pienso, luego existo, el renombrado Cogito ergo sum.
Descartes decía: Si dudo de todo, no puedo dudar de que dudo. Con Descartes hay una revolución: las reflexiones de los filósofos siempre habían partido del mundo de los objetos, ahora sitúa en la conciencia el punto de partida.
En palabras de Schwanitz, con Descartes “… hay una ruptura reflexiva con el mundo de los objetos, el sujeto se descubre como el que condimenta la realidad; de ese modo se distingue a sí mismo como espíritu, como realidad distinta de la materia. A partir de ahora, sujeto y objeto estarán enfrentados” (p.329); en este proceso de investigación (científica) la subjetivación del yo y la objetivación del mundo van unidas. Descartes afirma la independencia de la actividad de la razón frente al mundo (Racionalismo= poder de la razón).
Recordemos que uno de los grandes cambios que se ha dado en este periodo es la Reforma religiosa de Lutero (1517), perteneciente a la orden de los agustinos, quien en sus reflexiones y críticas a la iglesia católica llega a la conclusión de que no son las obras buenas las que te salvan al hombre, sino la fe en la gracia de Dios. Para aquel entonces el papa León X estaba queriendo iniciar otra cruzada para lo cual necesitaba de fondos que pensaba obtener de impuestos, 10% de los ingresos de los poblados, los príncipes protestaron y se adhirieron a la ideología de Lutero, en este sentido Martín Lutero no fue un hombre aislado que se sublevó contra los dictámenes de la Iglesia. Roma lo excomulgó. Lutero fue considerado entonces por los príncipes como el libertador de Alemania frente a Roma y recibió todo su apoyo. Lutero solo creía en las Sagradas Escrituras. Y como no aparecían en La Biblia, suprimió el purgatorio, la adoración de la Virgen, y los Santos, así como los sacramentos de confesión y extremaunción.
A la par de estos movimientos, se dieron otros con el carácter de sectas. Resulta que en algunas ciudades, una de ella, Ginebra, vieron como obstáculo al obispo y al Duque de Saboya que no daban libertad para desarrollarse por su cuenta. Pidieron ayuda a los suizos, y se volvieron al protestantismo. En esa ciudad, Juan Calvino (1536), tuvo la autoridad para establecer un régimen moral en contra de la corrupción de los obispos católicos.
“Calvino se convirtió en una suerte de ayatola protestante y fundó un estado teocrático […] cuyo sistema se convirtió en el modelo de la mayoría de las comunidades fundamentalistas y puritanas de Holanda, Inglaterra y de Estados Unidos” (p.108). En este sistema la asistencia a la misa se hizo obligatoria y la virtud se convirtió en ley; el placer, o como se mire, el vicio quedó prohibido. Concretamente se prohibieron las canciones indecorosas, el baile, el juego, el alcohol, los bares, los excesos gastronómicos, el lujo, el teatro, los cortes de pelo llamativos y la ropa indecente…. Sobre la prostitución, el adulterio, la blasfemia y la idolatría, pesaba la pena de muerte. Hace a un lado a los intermediarios, donde solo es importante la relación entre Dios y el hombre.
En este panorama de intolerancia religiosa se lleva a cabo una de las revoluciones más importantes para la cultura occidental y mundial: la revolución política
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