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La extraordinaria emergencia sanitaria que estamos viviendo como consecuencia del coronavirus supone una amenaza para nuestra salud a nivel mundial. Al mismo tiempo, las medidas de cuarentena y la crisis que esta situación ha provocado ponen a prueba nuestra fortaleza mental y nuestra estabilidad social y económica. En momentos como este, se hace más importante que nunca la capacidad de resiliencia. Andrés Mascaró, Doctor en Psicología de IMQ AMSA, nos habla sobre qué es la resiliencia y cómo podemos sobrellevar estos momentos de crisis.
La sociedad actual, globalizada e hiperactiva, donde el motor está centrado en la productividad y el consumo se ha visto paralizada por la pandemia. En una cultura, donde el movimiento y el consumo son la mayor expresión de desarrollo, nos vemos obligados a parar, a no viajar, a estar encerrados... por un lado tenemos que superar esta situación de emergencia sociosanitaria y por otro, nos encontramos con la posibilidad de tener un tiempo para pensar y cuestionar el modelo personal, institucional y social predominante.
En general, los seres humanos dedicamos mucho tiempo a organizar nuestras acciones y metas para planificar nuestras vidas y así conseguir cierta tranquilidad. Sin embargo, la situación actual rompe nuestras expectativas provocando una conexión (consciente e inconsciente) con profundos sentimientos de inseguridad y vulnerabilidad.
¿Cómo nos enfrentamos a eventos difíciles o traumáticos de la vida como el que vivimos actualmente? Este tipo de situaciones pueden llegar a poner en crisis nuestra existencia y nuestro equilibrio emocional. La capacidad de resiliencia nos permite adaptarnos y superar las adversidades de la mejor manera posible. Generalmente, todas las personas muestran algún grado de resiliencia y esta se puede desarrollar a través de ciertos procesos emocionales de tipo individual y relacional.
¿Qué es la resiliencia?
Llamamos resiliencia a la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas, de adaptarse adecuadamente a la adversidad, a un trauma, a un padecimiento o amenaza. Es una respuesta subjetiva que se expresa ante este tipo de experiencias traumática.
La resiliencia implica un proceso dinámico en el que influyen factores internos, familiares y sociales. Ser una persona resiliente no significa que no se sienta angustia o dolor ante las malas experiencias. Negar o minimizar estas emociones puede en muchos casos llevar a situaciones de mayor dificultad emocional. Aceptar el momento de dolor y de incertidumbre es parte del proceso para que la persona logre un bienestar psicofísico a pesar de las adversidades.
La resiliencia implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de las circunstancias y de las necesidades. De esta manera, las personas logran sobreponerse a las dificultades que les toca afrontar, creando condiciones psíquicas que transformen el efecto traumático permitiendo desarrollar recursos psicológicos nuevos y desplegando potencialidades creativas personales y grupales.
El proceso resiliente
Se caracteriza por ser un momento de:
• Toma de consciencia sobre necesidades, capacidades y limitaciones.
• Aceptación de la vulnerabilidad.
• Potencialidad creativa.
• Aprendizaje de la experiencia vivida.
• Flexibilidad ante cambios o situaciones difíciles.
• Relativizar y ver con perspectiva el momento vital.
Este proceso resiliente en el ser humano, se desarrolla desde los primeros momentos de vida, en la relación entre el bebé y las primeras figuras de cuidado, y evolucionará constantemente en la relación entre el individuo, la familia y la sociedad.
Factores que determinan el proceso resiliente
A lo largo de nuestra vida hay numerosos factores que determinarán este proceso:
Tipo de relaciones
Un apego seguro es la base para el proceso resiliente. Un marco relacional (familiar y social) estable y flexible permitirá una contención y el desarrollo de recursos psicológicos. Los grupos de confianza ayudan a neutralizar los estímulos amenazantes y nos aportarán sentimientos de amparo y seguridad en nosotros mismos. Aceptar la ayuda y el apoyo de las personas cercanas nos proveerá de sentimientos de afecto y de pertenencia.
Explicación: