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La comunicación vive una auténtica revolución que afecta a todos los ámbitos en el que diariamente nos movemos y, por tanto, interactuamos. No sólo está cambiando nuestra manera de comunicarnos y relacionarnos en el espacio personal y doméstico. También, en el empresarial y, consecuentemente, en el profesional. Y es en estos dos últimos ámbitos donde se hace todavía más necesario adaptarnos a esta nueva revolución para no quedar relegados a un tercer o cuarto plano en la sociedad interconectada y global del siglo XXI.
Uno de los sectores que más vive esta transformación es, sin duda, el de los medios de comunicación tradicionales o mass media. Ellos, más que nadie, no pueden permanecer de espaldas a la nueva era digital: la era de internet y las tecnologías de la información y la comunicación, conocidas como TIC. Si niegan esta nueva realidad, sus días están contados. En este sector no existe la marcha atrás ni el punto muerto.
“Renovarse o morir”
Fue el filósofo y escritor Miguel de Unamuno quien selló la frase de que “el progreso consiste en renovarse”. A partir de aquí, fue consolidándose el refrán popular “renovarse o morir”, que implica la saludable necesidad de avivar y afrontar los cambios para no sucumbir a la monotonía.
“Renovarse o morir” se ha convertido hoy en el lema de una sociedad donde los avances tecnológicos aportan nuevas formas de comunicación y relación que se suman a los procesos convencionales.
Como en cualquier ámbito de la vida, los cambios no dejan indiferente a nadie. Para muchos, el cambio puede causar un sentimiento de temor. Incluso, de recelo y rechazo. Son las reticencias a lo desconocido, o la comodidad que puede aportar el statu quo. Otros pueden adoptar una actitud de conformismo y de dejarse arrastrar por lo que toca. Para un tercer grupo es una motivación, una ilusión, una tendencia vital. Estos sentimientos pueden trasladarse también a la transformación que conllevan las TIC.
¿Cómo han revolucionado internet y las TIC el proceso convencional de comunicación de los medios de comunicación tradicionales?
En una aproximación básica a la Teoría de la Comunicación y sus diferentes modelos, se entiende por comunicación el proceso mediante el cual se transmite información de una entidad a otra. Cualquier proceso de comunicación requiere un emisor, un mensaje y un receptor destinado. Emisor y receptor deben compartir un repertorio de signos, símbolos y reglas semióticas, es decir, un mismo código para que el mensaje pueda ser codificado y descodificado. El mensaje se transmite a través de un medio o canal y tiene lugar en un contexto específico, en una situación o entorno extralingüístico donde se desarrolla el acto comunicativo.
Hasta hace relativamente poco, los canales “rey” de los procesos de comunicación han sido el aire, las ondas hertzianas y el papel. Ahora, también hablamos de internet y su infinidad de posibilidades. Hablamos de un mundo interconectado y global, pero también de entradas masivas de inputs que pueden llevar en muchas ocasiones a la sobreinformación o, incluso, a la desinformación. De diferencias más grandes entre aquellos que tienen acceso a las nuevas tecnologías y aquellos que no lo tienen, pero también de mayor libertad de expresión.
Los medios de comunicación tradicionales han visto como internet, la web 2.0 y el conjunto de las TIC están transformado radicalmente su forma convencional de comunicarse. Hoy la comunicación es en tiempo real y sin límites geográficos. El espacio y el tiempo desaparecen.
La instantaneidad de la comunicación es, sin duda, uno de los grandes logros pero, a la vez, también es uno de los grandes peligros de esta nueva era. Nos hemos acostumbrado a recibir información desde cualquier lugar en cualquier momento. Y la queremos ya. Es aquí donde los periodistas deben saber encontrar el equilibrio óptimo entre la rapidez del acto de comunicación y la veracidad de la información que transmiten. No vale con ser el primero. Vale con ser el primero veraz.
Los mass media también han visto como se ha modificado su relación con el telespectador, oyente o lector. Aquello de la unidireccionalidad del mensaje y la falta de reciprocidad es historia. Aquello del receptor indiferenciado, impersonal y anónimo ha dejado de existir.
Explicación:
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