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Francisco Ignacio Madero González (1873 –1913) Fue elegido presidente de México al triunfo de la revolución de 1910. Fue asesinado junto con el vicepresidente José María Pino Suárez a causa del golpe de estado organizado por Victoriano Huerta.
Su mandato presidencial se caracterizó por encabezar un gobierno democrático pero poco identificado con las clases marginadas y por conservar en su gabinete antiguos porfiristas, lo cual provocaría varios alzamientos armados entre los que destacan los del campesino Emiliano Zapata quien el 25 de noviembre proclamó el Plan de Ayala exigiendo la restauración de los derechos agrarios y desconociendo a Madero como presidente, mientras En marzo de 1912, Pascual Orozco signó el Plan de la Empacadora, con las mismas pretensiones que Madero, para combatir los levantamientos eligió al general Victoriano Huerta, quien, si bien no logró controlar al primero, derrotó al segundo
El Plan de San Luis Potosí fue un documento político proclamado desde San Antonio, Texas, por el líder del movimiento revolucionario mexicano y candidato presidencial del Partido Nacional Antirreeleccionista, Francisco I. Madero. Este manifiesto convocaba a levantarse en armas el 20 de noviembre de 1910, para llevar a cabo el derrocamiento del porfiriato, el establecimiento de elecciones libres y democráticas, así como también se comprometía a restituir a los campesinos las tierras que les habían sido arrebatadas por los hacendados
SUFRAGIO EFECTIVO, NO REELECCIÓN
Las elecciones de 1911 fueron el proceso electoral que se llevó a cabo para elegir al Presidente y Vicepresidente de México que abarca el periodo 1910 - 1916 para el que habían sido electos Porfirio Díaz y Ramón Corral y que habían renunciado el 25 de mayo de 1911 como consecuencia de la Revolución mexicana. Este proceso electoral se llevó a cabo como resultado de los Tratados de Ciudad Juárez, que reconocían la victoria de la revolución maderista y a cambio Francisco I. Madero aceptaba la no interrupción del orden constitucional, permitiendo por lo tanto que el sucesor de Díaz en la presidencia de forma interina fuera Francisco León de la Barra y luego se convocaran elecciones extraordinarias según lo estipulado por la Constitución de 1857
Se conoce como Decena Trágica al movimiento armado que tuvo lugar del 9 de febrero al 18 de febrero de 1913 para derrocar a Francisco I. Madero de la Presidencia de México.
Madero y su obra, empezando por La sucesión presidencial, revolucionaron el pensamiento de su tiempo. Desde un inicio aquella obra de La sucesión presidencial fue mirada con sumo recelo o admiración, pero no siendo indiferente a nadie, marcaría un hito, en el devenir de la historia política de México. Madero logró infundir ánimos de renovación a riesgo de retar al poder saliente. Madero logró en su tiempo, que ese discurso totalizador y aparentemente incluyente que esbozada el Porfiriato, se desmoronara y diera paso sí en un primer momento a la guerra, pero al mismo tiempo estaba propiciando el establecimiento de una sociedad más plural y combativa. Es verdad que cuando Madero alcanzó el poder acompañado de su fervor democrático, eso no supuso ni supone que sus ideales ni su obra, tanto escrita como política contaran ni con la uniformidad de opiniones favorables ni con el concurso entusiasta de todos los actores sociales y políticos de su época. Justamente Madero advierte desde su obra que la democracia sería obra del pueblo mexicano. No de un partido o de otro, sino en cambio por la vía del voto y el empuje ciudadanos. Madero no cegó en su intento por el cambio de estamentos. Retó la postura cómoda, temerosa y conformista de las distintas capas sociales.
Su mandato presidencial se caracterizó por encabezar un gobierno democrático pero poco identificado con las clases marginadas y por conservar en su gabinete antiguos porfiristas, lo cual provocaría varios alzamientos armados entre los que destacan los del campesino Emiliano Zapata quien el 25 de noviembre proclamó el Plan de Ayala exigiendo la restauración de los derechos agrarios y desconociendo a Madero como presidente, mientras En marzo de 1912, Pascual Orozco signó el Plan de la Empacadora, con las mismas pretensiones que Madero, para combatir los levantamientos eligió al general Victoriano Huerta, quien, si bien no logró controlar al primero, derrotó al segundo
El Plan de San Luis Potosí fue un documento político proclamado desde San Antonio, Texas, por el líder del movimiento revolucionario mexicano y candidato presidencial del Partido Nacional Antirreeleccionista, Francisco I. Madero. Este manifiesto convocaba a levantarse en armas el 20 de noviembre de 1910, para llevar a cabo el derrocamiento del porfiriato, el establecimiento de elecciones libres y democráticas, así como también se comprometía a restituir a los campesinos las tierras que les habían sido arrebatadas por los hacendados
SUFRAGIO EFECTIVO, NO REELECCIÓN
Las elecciones de 1911 fueron el proceso electoral que se llevó a cabo para elegir al Presidente y Vicepresidente de México que abarca el periodo 1910 - 1916 para el que habían sido electos Porfirio Díaz y Ramón Corral y que habían renunciado el 25 de mayo de 1911 como consecuencia de la Revolución mexicana. Este proceso electoral se llevó a cabo como resultado de los Tratados de Ciudad Juárez, que reconocían la victoria de la revolución maderista y a cambio Francisco I. Madero aceptaba la no interrupción del orden constitucional, permitiendo por lo tanto que el sucesor de Díaz en la presidencia de forma interina fuera Francisco León de la Barra y luego se convocaran elecciones extraordinarias según lo estipulado por la Constitución de 1857
Se conoce como Decena Trágica al movimiento armado que tuvo lugar del 9 de febrero al 18 de febrero de 1913 para derrocar a Francisco I. Madero de la Presidencia de México.
Madero y su obra, empezando por La sucesión presidencial, revolucionaron el pensamiento de su tiempo. Desde un inicio aquella obra de La sucesión presidencial fue mirada con sumo recelo o admiración, pero no siendo indiferente a nadie, marcaría un hito, en el devenir de la historia política de México. Madero logró infundir ánimos de renovación a riesgo de retar al poder saliente. Madero logró en su tiempo, que ese discurso totalizador y aparentemente incluyente que esbozada el Porfiriato, se desmoronara y diera paso sí en un primer momento a la guerra, pero al mismo tiempo estaba propiciando el establecimiento de una sociedad más plural y combativa. Es verdad que cuando Madero alcanzó el poder acompañado de su fervor democrático, eso no supuso ni supone que sus ideales ni su obra, tanto escrita como política contaran ni con la uniformidad de opiniones favorables ni con el concurso entusiasta de todos los actores sociales y políticos de su época. Justamente Madero advierte desde su obra que la democracia sería obra del pueblo mexicano. No de un partido o de otro, sino en cambio por la vía del voto y el empuje ciudadanos. Madero no cegó en su intento por el cambio de estamentos. Retó la postura cómoda, temerosa y conformista de las distintas capas sociales.
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Se conoce como Decena Trágica al movimiento armado que tuvo lugar del 9 de febrero al 18 de febrero de 1913 para derrocar a Francisco I. Madero de la Presidencia de México.
Madero y su obra, empezando por La sucesión presidencial, revolucionaron el pensamiento de su tiempo. Desde un inicio aquella obra de La sucesión presidencial fue mirada con sumo recelo o admiración, pero no siendo indiferente a nadie, marcaría un hito, en el devenir de la historia política de México. Madero logró infundir ánimos de renovación a riesgo de retar al poder saliente. Madero logró en su tiempo, que ese discurso totalizador y aparentemente incluyente que esbozada el Porfiriato, se desmoronara y diera paso sí en un primer momento a la guerra, pero al mismo tiempo estaba propiciando el establecimiento de una sociedad más plural y combativa. Es verdad que cuando Madero alcanzó el poder acompañado de su fervor democrático, eso no supuso ni supone que sus ideales ni su obra, tanto escrita como política contaran ni con la uniformidad de opiniones favorables ni con el concurso entusiasta de todos los actores sociales y políticos de su época. Justamente Madero advierte desde su obra que la democracia sería obra del pueblo mexicano. No de un partido o de otro, sino en cambio por la vía del voto y el empuje ciudadanos. Madero no cegó en su intento por el cambio de estamentos. Retó la postura cómoda, temerosa y conformista de las distintas capas sociales.
Madero y su obra, empezando por La sucesión presidencial, revolucionaron el pensamiento de su tiempo. Desde un inicio aquella obra de La sucesión presidencial fue mirada con sumo recelo o admiración, pero no siendo indiferente a nadie, marcaría un hito, en el devenir de la historia política de México. Madero logró infundir ánimos de renovación a riesgo de retar al poder saliente. Madero logró en su tiempo, que ese discurso totalizador y aparentemente incluyente que esbozada el Porfiriato, se desmoronara y diera paso sí en un primer momento a la guerra, pero al mismo tiempo estaba propiciando el establecimiento de una sociedad más plural y combativa. Es verdad que cuando Madero alcanzó el poder acompañado de su fervor democrático, eso no supuso ni supone que sus ideales ni su obra, tanto escrita como política contaran ni con la uniformidad de opiniones favorables ni con el concurso entusiasta de todos los actores sociales y políticos de su época. Justamente Madero advierte desde su obra que la democracia sería obra del pueblo mexicano. No de un partido o de otro, sino en cambio por la vía del voto y el empuje ciudadanos. Madero no cegó en su intento por el cambio de estamentos. Retó la postura cómoda, temerosa y conformista de las distintas capas sociales.
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