resumen de la jarra de plata rapido a y personajes

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Respuesta dada por: aydalaelegida
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Respuesta:De Cuentos completos, Anagrama, Barcelona, 2006.

 

Saliendo del colegio me iba a trabajar a la farmacia Valhalla. El dueño era mi tío, el señor Ed Marshall. Lo llamaba «Señor Marshall» porque todo el mundo, incluida su esposa, lo llamaba así. Con todo, era un hombre simpático.

Tal vez la farmacia fuera un poco anticuada, pero era amplia, oscura y fresca: en los meses de verano no había en el pueblo un lugar más agradable. A la izquierda, según entrabas, había un mostrador con cigarrillos y revistas donde generalmente se encontraba el señor Marshall, un hombre regordete, de cara cuadrada, piel color rosa y bigotes blancos, viriles, retorcidos en las puntas. Más allá del mostrador estaba la hermosa fuente de soda. Era muy antigua y estaba hecha de mármol fino, color amarillo claro, suave al tacto, sin el menor brillo barato. El señor Marshall la compró en una subasta en New Orleans, allá por 1910, y estaba sencillamente orgulloso de ella. Cuando te sentabas en aquellos taburetes altos y gráciles te veías reflejado de un modo tenue, como a la luz de las velas, en una serie de espejos antiguos enmarcados en caoba. Todas las mercancías eran exhibidas en cajitas de cristal que parecían vitrinas de anticuario y se abrían con llaves de bronce. En el aire siempre flotaba un aroma a almíbar, nuez moscada y otras delicias.

Valhalla fue el lugar de reunión del condado de Wachata hasta que un tal Rufus McPherson llegó al pueblo y abrió una segunda farmacia, justo en el lado opuesto de la plaza del juzgado. El viejo Rufus McPherson era un villano, es decir, le ganó el negocio a mi tío. Hizo instalar un equipo muy moderno: ventiladores eléctricos, luces de colores, autoservicio y emparedados de queso fundido para llevar. Aunque obviamente hubo quienes se mantuvieron fieles al señor Marshall, la mayoría no pudo resistirse a Rufus McPherson.

Durante un tiempo, el señor Marshall decidió ignorarlo: si mencionabas a McPherson emitía una especie de ronquido, se llevaba los dedos al bigote y desviaba la vista. Pero era evidente que estaba furioso. Y cada vez más. Un día, a mediados de octubre, entré en Valhalla y lo encontré en la fuente de soda jugando al dominó y bebiendo vino con Hamurabi.

Hamurabi era egipcio y más o menos dentista; no tenía muchos clientes porque, gracias a un elemento del agua de aquí, los de estos alrededores tienen unos dientes excepcionalmente fuertes. Pasaba gran parte del tiempo en Valhalla y era el mejor amigo de mi tío. Tenía muy buena pinta: piel morena y sobre dos metros de estatura. Las matronas del pueblo encerraban a sus hijas bajo llave y aprovechaban para mirarlo ellas. No tenía el menor acento extranjero; siempre pensé que era tan egipcio como un marciano.

Explicación:se trata, como tú dices, de que la gente adivine cuánto dinero hay ahí. Pongamos que compras por valor de veinticinco centavos; pues ya tienes una oportunidad de adivinar. Cuanto más compras, más oportunidades tienes. De aquí a Navidad voy a llevar todas las apuestas en un libro de cuentas, y el que se acerque más a la cifra se llevará el montón.


nellyviq31: me puedes decir los personajes pliss
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