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RUSSELL y SU LóGICA ·
Hao Wang
1. Notas al azar
(1) Al intentar encasillar a Russell nos enfrentamos con
obstáculos que pueden atribuirse parcialmente a la pobreza del
lenguaje. Es un escritor que no escribe belles lettres, al menos
ninguna que se la pueda tomar seriamente. No es ni artista
ni científico. Shaw intencionadamente lo calificó de matemá-
tico, mientras que Uttlewood, sosegadamente, habló de él
como de un filósofo. Contestando a sus críticos Gulio de
1943), precisó: "Pasaré gradualmente de lo abstracto a lo
concreto. Lo que nos llevará en primer lugar a la lógica, a
continuación al método científico, después a la teoría del co-
nocimiento y la psicología y de aquí a la metafísica. Pasando
a materias que involucran juicios de valor, llegamos en pri-
mer lugar a la ética y la religión, después a la filosofía política
y económica, y finalmente a la filosofía de la historia". Inclu-
so esta larga lista excluye desde sus pronunciamientos sobre
la guerra y la paz, la educación, ciencia popular, conquista
de la felicidad, hasta las contribuciones a la revista Playboy.
No ha sido nunca profesor normal, aunque es el ídolo
de muchos profesores. Los matemáticos profesionales tienden
a considerado como un extraño, aunque en términos de po-
tencia intelectual está equiparado a los mejores de entre los
científicos y los matemáticos. Es el único capaz de combinar
un F. R. S. con un '.'Premio Nobel" de literatura. Entre sus
* Este artículo fue publicado originalmente en inglés en la revista.
Ratio, vol. VII, n.O 1 (junio, 1967), pp. 1-34. Se reproduce aquí, en
versión castellana, gracias al amable permiso del Prof. S. Korner,
director de Ratio, y tras adquirir de la Editorial Basil Blackwell los
correspondientes derechos de publicación (N. de la R.).
Russell y su Mgica
amigos y admiradores hay músicos, científicos, novelistas, po-
lfticos y j6venes: todos de .categorías a las que no pertenece.
(2) Como forma de vida, la carrera de Russell presenta
muchos aspectos poco corrientes. El tnás básico tal vez sea
el efecto de la preponderancia de la especialización. Por una
parte, hoy dfa un tema serio y valorado requiere una buena
dosis de preparación intelectual y de continuos esfuerzos para
mantenerse a la altura de los nuevos descubrimientos. En con-
secuencia; ser especialista es esencialmente una dedicación ex-
clusiva. Por otra parte la opinión social tiende a considerar
comúnmente al escritor no especia1i7.ado,en el mejor de los
casos, como a un intelectual de segunda fila. Esta combina-
ción de circunstancias excluye prácticamente la posibilidad
de una vida satisfactoria entregada a esCritos que se extien-
den a muy diversos campos. Russell se las arregla para resol-
ver este dilema tan satisfactoriamente como pocos otros lo
han hecho en esta centuria. Un ejemplo más reciente de un
éxito semejante, desde una posición algo distinta, es Sartre.
En varias ocasiones Russell dijo modestamente que sus
escritos tienen un público tan amplio sólo porque él en su
juventud hizo un trabajo serio en la lógica matemática. Uno
se siente ligeramente confundido cuando Russell escribe que,
habiendo hecho todo lo que él pretendía hacer en matemáti-
cas, dirigió su atención a otras materias hacia 1910. Para
deambular en diferentes áreas es esencial que los resultados
de la preparación de un especialista no sean abrumadores.
Esto quiere decir que se está obligado a dirigirse a campos
"fáciles" o a disciplinas intelectuales menos desarrolladas, que
afortunadamente incluyen la mayoría de los temas que inte-
resan directamente al intelectual medio.
En los años cincuenta se hizo una película de una entre-
vista a RusselI. Respondió a una pregunta diciendo que si
fuera joven entonces hubiese elegido física en lugar de filoso-
fía o, si no tuviese la capacidad para ello, la propaganda
política como campo de dedicación. Esta observación ofendió
a muchos filósofos académicos que rehusaron tomarla en
serio. No obstante, si la meta de uno en esta vida es tener
tanta influencia positiva como sea posible y con preferencia
una influencia razonablemente conspicua, dentro del restrin-Russell y su lógica 33
gidoámbitodel uso de la palabraescrita,entoncesla obser- ,
vaci6n no es tan sorprendente.
Por supuesto, es completamente imposible valorar y com-
parar las satisfacciones que se obtiene siguiendo una especia-
lidad hasta el máximo de nuestra capacidad, sea música,
poesía, matemáticas, física o filosofía, con las obtenibles si se
permite a todas las inclinaciones fragmentar la atenci6n en
varias direcciones. Hubo una época en la que se deploró
que Russen hubiese dejado la lógica en 1910. Aunque Rus-
seU dijo que él sentía que -sus ideas.en esta época estaban
completamente anticuadas, se adivinaba que había razones
más profundas para el cambio de dirección. La decisión de
dejar la lógica debe haber requirido