EL CAMOTITO A pesar de haber vivido muchos años y de ser muy importante, todavía no han escrito mucho sobre mí. Quizá no sepan que mi exisytencia es originaria del Perú; estuve presente como alimento en las culturas preincaicas, gracias a que me podían sembrar en la costa, en la selva y en los valles interandinos. Efectivamente, hay evidencia de mi ancestral existencia en muchas representaciones encontradas en ceramios y textiles; por ejemplo en los mantos Paracas. Soy muy humilde. Soy simplemente un tubérculo que puede crecer hasta en suelos de escasos nutrientes. En nuestro país, mi producción puede darse todo el año. Mi tallo es rastrero y posee numerosas raíces, algunas son tuberosas. En ellas, es decir, en mí, hay presencia de vitaminas, proteínas y minerales. Así es, tengo muchas sustancias nutrititivas, como el betacaroteno, a partir del cual se produce la vitamina A. tal vez sea necesario recordar que la carencia de vitamina A causa severos problemas de salud, como ceguera infantil y propensión a enfermedades de las vías respiratorias. Además, poseo vitamina C, imprescindible para el crecimiento, la reparación de los tejidos, la cicatrización de las heridas y el mantenimiento de cartílagos, huesos y dientes. También tengo potasio, hierro, almidón, sodio y ácido fólico. Por eso, a las mujeres en estado de gestación les recomiendan mi consumo. ¡Ah!, además, dicen que disminuyo el riesgo del desarrollo del cáncer de estómago y de enfermedades hepáticas. Muchas personas me consumen porque sienten que retardo el envejecimiento, debido a que poseo propiedades antioxidantes y un alto valor vitamínico y proteico, incluso superior al de mi prima hermana, la papa. Otras personas afirman que mi ingesta reduce la depresión y contrarrestra el sobrepeso. En otros países me consideran una joya nutricional y mi consumo ha mitigado la hambruna en muchos de ellos. Este fue el caso de China, a mediados del siglo XX, y de Japón, cuando los tifones o plagas arrasaban los cultivos. En África me llaman incluso cilera abana, que significa “protector de los niños”. Tengo más de 2000 variedades, mi forma es diversa y mi color varía:; puedo ser blanco, anaranjado o morado. A pesar de todos los beneficios para los seres humanos que he mencionado, algunas personas prefieren que sean sus animales quienes me tengan en sus raciones diarias. Por ejemplo, constituyo un valioso alimento para las vacas porque poseo proteínas similares a las de la alfalfa. Han de saber que soy uno de los cinco cultivos alimenticios más importantes del mundo junto con el arroz, el trigo, el maíz y la yuca. Formo parte de la cocina típica de muchos países y soy muy popular en el Perú, pues hago más vistosa y enriquezco la gastronomía de nuestro país, ya que mi presencia reemplaza a la papa. Definitivamente, creo que tampoco se dan cuenta de cuánto puedo soprender en la cocina, gracias a las múltiples formas que existen para prepararme. ¿No han notado lo versátil que soy? Me pueden consumir al horno, sancochado, frito, machacado; como harina para producir panes, como almidón, en mermelada, en dulces e infinidad de postres. Ahora también están investigando sobre mi transformación en bebidas, papillas, alcohol y colorantes naturales para usar en la industria alimentaria y cosmética. Estoy convencido de que, cada vez, llegaré a ser más importante. Sé que en algunos países ¡hasta me han incluido en sus planes de producción de bioetanol! C. Mensaje
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