necesito un cuento corto en relacion al ecosistema porfa para yaa plis!!


aneli24: -EL ÁRBOL QUE LLORABA
aneli24: Cuento Infantil de un árbol que quería que le convirtieran en muebles, pero un leñador le dio una lección. Hay que cuidar a los árboles para tener oxígeno.
Lady782: muchas gracias

Respuestas

Respuesta dada por: penanicole429
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Respuesta:

El niño del no y el agua

Érase una vez un muchacho muy, muy desobediente al que su familia llamaba "el niño del No", porque cada vez que le ordenaban hacer algo, él hacía lo contrario. Si le decían que se levantara, él se quedaba en la cama. Si le decían que se vistiera, él se quedaba en pijama. Así una cosa tras otra y por eso su familia acabó olvidando su verdadero nombre y siempre se referían a él como "el niño del No". Se pasaba las horas viendo la televisión o delante de su ordenador y no respetaba ni a nadie ni a nada. Por ejemplo: si iba al baño, dejaba la luz encendida, y cuando le decían que la

apagara él respondía: "ahora, ahora", pero no se movía del asiento. Si abría la nevera, la dejaba abierta y, cuando le decían que la cerrara, él respondía: "ahora, ahora", pero no se movía del asiento. Siempre hacía lo contrario.

Un día de esos en los que tienes la sensación de que va a ocurrir algo mágico "el niño del No" abrió el grifo del lavabo para lavarse la manos, pues las tenía pringadas de chocolate y se fue al salón a ver la tele, dejando el grifo abierto. Su madre, al oír caer el agua desde la cocina, le dijo: "¡Cierra el grifo!", y "el niño del No" respondió "ahora, ahora" y siguió viendo la tele. Su padre, al oír caer el agua desde su despacho, le dijo: "¡Cierra el grifo!", y "el niño del No" respondió: "ahora, ahora" y siguió viendo la tele. Su abuelo, al oír caer el agua desde su cuarto, le dijo: "¡Cierra el grifo!", y"el niño del No" respondió: "ahora, ahora" y siguió viendo la tele.

Al cabo de un buen rato, "el niño del No" sintió sed y gritó desde el sillón:

"mamá, tráeme un vaso de agua", pero nadie respondió. Entonces gritó: "papá, tráeme un vaso de agua", pero nadie respondió. Entonces gritó: "abuelo, tráeme un vaso de agua", pero nadie respondió. Refunfuñando, se levantó para beber un vaso de agua pero, cual fue su sorpresa cuando, al abrir el grifo, no cayó ni una gota. "¿Dónde está el agua?", se preguntó, y empezó a buscarla por todas partes. La buscó en los cajones y en los armarios, en las habitaciones y debajo de las camas, buscó en el trastero y hasta miró por la ventana por si el agua se había ido de paseo. Entonces pensó:"grifo tonto, seguro que se ha atascado", y metió uno de sus dedos en el grifo para comprobarlo. Y en aquel momento, desde el dedo que tenía dentro del grifo hasta los dedos de los pies, "el niño del No" se convirtió en una gota de agua y se coló por el desagüe.

Mientras se deslizaba por las tuberías como si bajara por un enorme tobogán "el niño del No" gritaba "¡que no sé nadar!” Y estuvo cayendo y cayendo hasta llegar a un río subterráneo. Allí se encontró con otras gotas que le miraban raro. Él decía: "¿qué miráis?", y las gotas respondían "glub, glub". Sin saber hasta dónde iba, recorrió junto a las otras gotas el camino del río subterráneo hasta llegar a una laguna, donde millones de gotas esperaban. "¿Qué hacéis aquí?" - preguntó "el niño del no". Y las gotas respondían:"Glub, glub".

Una gota que hablaba el lenguaje de los niños, se acercó y le dijo:

- "Vamos a crear electricidad".

- "¿Para qué?", preguntó el niño.

- "Para muchas cosas", respondió la gota. "Para que tengas luz en tu casa, para que los electrodomésticos, como el frigorífico o la lavadora, funcionen... ¿Quieres ayudarnos? Ninguna gota sobra". Y "el niño del no", para no variar, contestó: "No. Prefiero irme a mi casa a jugar con el ordenador". "Pues para eso hace falta electricidad", le explicó la gota.

De repente, una gota que parecía mandar más que las otras gotas, dio la orden y todas las gotas se prepararon para crear energía. Como si fueran una sola, se abalanzaron contra una pared, formando montañas de espuma, mientras el niño del no las observaba desde atrás. Miraba cómo trabajaban juntas, cómo sudaban la gota gorda para que él pudiera tener electricidad en su casa y recordó lo que le había dicho la gota que hablaba el idioma de los niños: "ninguna gota sobra". Y sintió por dentro algo que sólo se puede sentir en uno de esos días en que algo mágico puede ocurrir: sintió la necesidad de ayudar. Y se unió al resto de las gotas para crear energía. Cuando hubo terminado, se coló por una cañería y regresó nuevamente al grifo de su casa y se transformó en niño nuevamente. Dio muchos besos y abrazos a sus padres y abuelo y, aunque ellos no creyeron su historia, comprobaron que algo había cambiado, porque si le pedían que pagara la luz, en lugar de decir "ahora, ahora...", decía"ahorra, ahorra..." y la apagaba corriendo, pues había comprendido la importancia de ahorrar energía y el enorme esfuerzo que suponía crearla. Y con el tiempo dejaron

de llamarle "el niño del no" y recuperó su nombre.

Paco Ríos

Explicación:

dame coronita :c


Lady782: esta bien pero solo queria corto
Respuesta dada por: cesaranglasqui159735
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Respuesta:                               El vecino de Tito

Tito salió una mañana para ir al trabajo pero, al pasar por delante de la casa de su vecino, se encontró con una desagradable sorpresa. Un montón de basura rebosando del cubo y sin intención de que nadie la recogiese. Había un montón de moscas alrededor y Tito entendió en ese momento lo que había estado observando durante las semanas anteriores: una plaga de ratones había aparecido en el vecindario sin que nadie encontrase razón aparente.

A todos les parecía muy raro porque todas las personas que había por allí eran muy responsables. Recogían la basura cada día y la llevaban al contenedor de la entrada de la urbanización cada noche antes de que pasase el camión. Menos ese vecino que no se preocupaba y que no entendía que no vivía solo sino en comunidad.

Otro día Tito se encontró un gran charco de aceite del coche de su vecino en mitad del patio y, en otra ocasión, unas botellas vacías que había dejado sin llevar al cubo del reciclaje.

Tito acabó perdiendo la paciencia y planeó su venganza. Una noche vació su papelera junto a la puerta del vecino. Este, en vez de cambiar su comportamiento, empezó a hacer las cosas aún peor. Bajaba a la piscina comunitaria y lo dejaba todo lleno de cascos de pipas, sacudía las alfombras en las zonas comunes y nunca limpiaba las cacas de su perro cuando lo sacaba a pasear al jardín.

Tito pronto se dio cuenta de que no servía de nada ponerse al mismo nivel que una persona que se comportaba de ese modo. Pensó que lo mejor era charlar tranquilamente e intentar que entendiese las cosas. Así que un día lo invitó a merendar a su casa con su familia. Le sorprendió mucho lo agradable que era aquel hombre que hasta ese momento le había levantado tantos dolores de cabeza.

El vecino de TitoSu mujer, que le había acompañado a la merienda, le explicó que lo que le pasaba a su vecino es que sufría de grandes pérdidas de memoria. Hacía unos años había tenido un accidente que le había dejado secuelas. Por eso se olvidaba de sacar la basura o de limpiar el aceite del coche.

De este modo, Tito se dio cuenta de que todo había sido un malentendido y de que, si desde un principio hubiesen hablado de forma clara en vez de juzgar las malas intenciones de su vecino, habrían solucionado las cosas de una forma muy simple. Al final, aquellos dos vecinos terminaron siendo amigos y siempre se ayudaban el uno al otro a sacar la basura, a barrer las hojas secas del jardín o a sacar a pasear a los perros.

Explicación:


cesaranglasqui159735: DAME CORONITA PLIS
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