a. ¿Cuál es la semilla? b. ¿Quién es el sembrador? c. ¿Quiénes son los del junto al camino? d. ¿Quiénes son los del camino pedregoso? e. ¿Quiénes son los cayeron entre cardos? f. ¿Quiénes son los que cayeron en tierra fértil?(((Lectura del texto. Mat 13,1-23)))
Respuestas
Respuesta:
¿Cuál es la semilla? b. ¿Quién es el sembrador? c. ¿Quiénes son los del junto al camino? d. ¿Quiénes son los del camino pedregoso? e. ¿Quiénes son los cayeron entre cardos? f. ¿Quiénes son los que cayeron en tierra fértil?(((Lectura del texto. Mat 13,1-23)))
Explicación:
En cierta ciudad remota, se miraba una tienda bajo el siguiente rótulo: «Vendemos felicidad». Los clientes descubrían con asombro que quien atendía el negocio era un ángel. -Busco, le dijo un visitante, dinero, amor, serenidad, salud, alegría, prosperidad. – Perdone, amigo, respondió el ángel. Aquí no expendemos productos procesados. Solamente semillas. Cuando el Señor contaba sus parábolas, los temas del campo afloraban de manera espontánea. Los pájaros, los lirios, el sol, la lluvia, la montaña, el camino, las viñas y el trigal servían de referencia a su enseñanza. Un día se comparó El mismo con un sembrador que de mañana salió al campo a regar la semilla. Parte cayó sobre el camino y fue alimento de las aves. Otro puñado, en tierra pedregosa. Otros granos cayeron entre zarzas. Pero a pesar de todo, muchas semillas lograron buena tierra. Y produjeron el ciento, el sesenta, el treinta por uno.
Jesús describe con acierto la tarea de siembra en Palestina: Junto a la era revolotean los pájaros que, según san Mateo, «no siembran, ni cosechan, guardan en graneros», pero «el Padre celestial los alimenta». En muchos lugares apenas una capa de humus disimula el piso calcáreo. Los cardos y los abrojos, que menciona la Biblia muchas veces, tampoco escasean. El arado podía decapitarnos, pero la lluvia los haría brotar con más fuerza. Otros solares fértiles ofrecen óptima cosecha. Sin embargo, una utilidad del ciento por uno, como dice Jesús, no deja de ser exagerada.
Pero las parábolas de Jesús no son fotografía de la realidad. Son formas pedagógicas de presentarnos el mensaje. De ahí que al final, el Señor advierte: «El que tenga oídos que oiga». En otras palabras: El que quiera entender que aplique a su vida esta enseñanza. Y además: Cada uno pregúntese qué clase de tierra es para Dios. Cuando los discípulos piden al Señor que les aclare la parábola, El, la explica de modo simple y llano. Ya en otras ocasiones había dicho: «Mi Padre es el labrador». Y los varios terrenos corresponden a las actitudes con que nosotros acogemos a Dios. Quienes lo aceptan, a pesar de las dificultades, se alegrarán en la cosecha.
Aprendemos así que nuestra persona, la familia, nuestro grupo son la era donde el Señor ha regado buena semilla. A cada uno le toca apartar las piedras y las zarzas, mejorar la calidad del surco, hasta que mundo se llene de valores. No imitemos al visitante de aquella tienda extraña, para pedir de inmediato: Justicia, capacidad de convivencia, progreso, estabilidad económica, paz interior, esperanza. Todo esto lo deseamos empacado al vacío y a prueba de caducidad. Pero el Señor dirá: Lo siento, amigo. Yo solamente entrego las semillas.
Respuesta:
- La semilla es la palabra de Dios.
- El sembrador es Jesús.
- Son las personas que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salve.
- San las personas que cuando han oído la palabra, AL MOMENTO la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan.
- Son las personas que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
- Son las personas que con CORAZÓN BUENO Y RECTO RETIENEN la palabra oída, y dan fruto con PERSEVERANCIA.
Explicación:
Espero te ayude UwU