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Respuesta:
Cada uno es responsable de disciplinarse para estar a tiempo y cumplir con las obligaciones en el trabajo. En estos días muchas personas se olvidaron poner en práctica el valor de la puntualidad, y prefieren tirar la culpa de sus retrasos a los problemas que no son responsabilidad de ellos y prefieren culpar a hechos externos y no decir la verdad sobre el tema. Por ejemplo al tráfico en las calles, o a un problema mecánico de último momento, o bien decir que su medio de transporte público se retrasó. Estas eventuales circunstancia son propicias para poder dejar su nombre “limpio” frente a los demás, sin tener que reconocer que lo que realmente sucede es que carecen de carácter, orden y eficiencia para cumplir sus deberes laborales.