Escribe una crónica periodística a partir del cuento tres portugueses bajo un paraguas
Plisss RESPONDANNN
Respuestas
Respuesta:
La obra Operación masacre (1957) de Rodolfo Walsh, que a partir de la crónica periodística describe el levantamiento peronista de Valle en 1956, promueve lo que será el modelo del relato testimonial que se consolidará a finales de los años setenta del siglo xx. Un género en que la tarea del intelectual argentino emerge en un contexto histórico conflictivo, con toda la ambigüedad que conlleva el límite entre la realidad y la ficción.
Narrador y dramaturgo (Río Negro, Argentina, 1927), Walsh ejerce el periodismo de investigación como denuncia social, considerando la reconstrucción de los hechos de un pasado cercano a través del trabajo documental. Es autor de otros textos relacionados con la violencia política como ¿Quién mató a Rosendo García? (1969) y El caso Satanowski (1973), que recoge la muerte del abogado Marcos Satanowsky. Después de su trágica desaparición (asesinado en Buenos Aires en 1977, pero nunca se encontró su cadáver) se publica Cuentos para tahúres y otros relatos policiales (1987) y Ese hombre y otros papeles personales (1995). Es también autor de las colecciones de cuentos, Los oficios terrestres (1966) y Un kilo de oro (1967) y de las obras teatrales La granada (1965) y La batalla (1965).
Pocos son los estudios realizados en torno a la literatura de «no ficción» de nuestro autor, pero el reconocimiento a su mítica figura lo recogen Rita de Grandis, Ana María Amar Sánchez (posiblemente el estudio más completo en cuanto a la denominación genérica de su obra, que ella define como «relato de los hechos»), los artículos críticos de Aníbal Ford y de Ángel Rama, para quien Walsh es un «descendiente heterodoxo» de Borges («Rodolfo Walsh: la narrativa en el conflicto de las culturas», 1983), David Viñas en su ensayo «Rodolfo Walsh, el ajedrez y la guerra», uno de los trabajos más conocidos y más recientemente el homenaje compilatorio de J. Lafforgue en Textos de y sobre Rodolfo Walsh (2000) en el que se reúnen nuevos estudios críticos de y sobre Walsh.
Para Amar Sánchez, el género testimonial aplica y transforma cada rasgo del periodismo a la luz de otra representación, por el contrario la «no ficción» necesita de un desenlace. Los textos de Walsh usan de ambos dispositivos en apariencia contradictorios: recurren al código policial para la construcción de los epílogos y es en ellos donde sitúa la actualización de los hechos. El canon de esta categoría domina en la mayor parte de su producción, pero como un híbrido genérico debido a las transformaciones que sufre al enlazarlo con el periodístico. El autor amalgama sus textos no ficcionales con los propios (características similares ofrecen Vicente Leñero y Elena Poniatowska) para compartir estructuras narrativas y lingüísticas, una contaminación textual necesaria que se desligue de la condición de «puro» testimonio.
En sus primeras novelas y cuentos toma el modelo de relato clásico policial argentino, que abarca la década de los cuarenta y cincuenta, y se convierte en un divulgador del género a través de la publicación de antologías y prólogos como Diez cuentos policiales argentinos (1953), Antología del cuento extraño (1956), o con sus textos editados en revistas como «La sombra de un pájaro» o «Tres portugueses bajo un paraguas (sin contar el muerto)», recopilados luego en Cuento para tahúres y otros relatos policiales (1987) o su libro Variaciones en rojo de 1953 cuyo protagonista es Daniel Hernández, un corrector editorial, alter ego de Walsh, volumen que reúne tres narraciones breves consideradas piezas fundamentales de la literatura policial argentina y que anticipan su obsesión por la investigación del crimen, aunque más tarde abomine del género a la manera de Borges.