¿Qué papel juega la estética dentro de las obras literarias y cómo es que este concepto “estética” se va actualizando a través del tiempo? SEGUN RAFAEL LAPESA

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Respuesta dada por: cristancho303
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Se muestran los resultados de una investigación cuyo objetivo fue establecer las condiciones pedagógicas para que la lectura sea una experiencia estético-literaria dentro del aula. Epistemológicamente se asume la literatura desde su condición estética, es decir atendiendo a su poder creativo, imaginativo y sensitivo. Y, al mismo tiempo, se pone el acento en la fuerza figurativa y trascendental del texto literario para una vivencia emocional altamente enriquecedora y liberadora. La investigación es de tipo cualitativo, desde el enfoque de sistematización de experiencias. De los resultados, se pone de manifiesto que la práctica pedagógica que se dirija a contrarrestar las tendencias formalistas y positivistas en relación con la literatura debe generar espacios que permitan que los estudiantes imaginen, creen mundos posibles y compartan con el grupo sus experiencias de lectura y jueguen con el texto literario.

• La literatura como obra de la ficción, es decir, el texto literario es producto de la imaginación del autor y, por tanto, se ocupa de lo que no es literalmente real.

• La literatura como una forma especial de organizar la lengua, es decir, el texto literario transgrede el uso cotidiano del lenguaje para llevarlo a la estilización de las formas.

• La literatura como un discurso no pragmático, es decir, el texto literario es un todo orgánico que se define y analiza al margen de las condiciones externas de producción y recepción.

A cada una de estas posturas le han sobrevenido críticas justificables. A la primera, por ejemplo, se le ha cuestionado el hecho de que se trata de un distingo a menudo un tanto dudoso, debido a que muchos textos que tienen elementos ficcionales no pueden considerarse en sí mismos literatura, en cambio muchos escritos objetivos, por ejemplo las novelas históricas, son verdaderas obras literarias. En el segundo caso, se ha asegurado que no todo texto que tenga una desviación lingüística es necesariamente literatura. De hecho, muchos anuncios publicitarios tienen una organización estilística  particular, sin que ello signifique que sean obras literarias. En cuanto a la última postura, se le juzga de objetivista, puesto que al substraerse del proceso de eiségesis de la obra, desconoce los aspectos sociohistóricos, psicológicos y culturales inherentes a todo proceso de creación y recepción del texto literario.

En este sentido, Eagleton señala que la literatura no puede considerarse como un conjunto fijo de características intrínsecas que quedan de manifiesto en cierto tipo de obras, “sino como las diferentes formas en que la gente se relaciona con lo escrito” (1983, p.9). Si se toma lo anterior como certeza, la literatura sería una experiencia única construida subjetivamente por cada lector. Ahora bien, esto significaría que todo texto en un momento dado podría ser considerado literatura, lo cual resulta altamente peligroso.

¿Qué es entonces la literatura? La literatura es un escenario de crítica social. Al violentar las formas universales de conducta humana, se permite la posibilidad no solo de salirse de lo hegemónico y canónico sino además de presentar una denuncia frente a las realidades sociales. Es decir que, como lo señala de Man, “la literatura no debe ser tenida como una fuente fiable de información sobre lo real, ya que no dice nada acerca de la cosa” (1990, p.22), porque no pretende representar fielmente la realidad, sino más bien operar sobre la realidad para sentirla, imaginarla, transgredirla y, de este modo, hacerla figurativamente aprehensible. No dice nada directamente sobre la “cosa”, pero con su naturaleza poética lo dice todo.

De ser así, la literatura ayuda a engrandecer la vida del hombre y lo hace desde su condición estética, es decir, desde la manera plurisignificante como explora el sentido y como se apodera del hombre para producir en él sentimientos, emociones y afectos, a través del poder imaginario y sensible que tiene el artefacto artístico-literario para explorar la “cosa”.

De manera que junto a esta concepción de literatura y frente a la necesidad de hacer confluir los indicios, símbolos y sentimientos en un mismo lugar, no queda otra alternativa que fomentar la lectura literaria como una experiencia estética, cargada de un alto grado de emotividad y subjetividad.

Asumir la lectura desde esta condición estética implica su reconocimiento como proceso creativo en el cual las potencialidades del texto se concretan en diversas realizaciones, dependiendo de los sentidos otorgados por el lector.

En la lectura de textos literarios tiene lugar un proceso de interacción, en el que de manera simultánea y dinámica el lector recibe y constituye el sentido del texto. El texto, a través de sus estructuras, prevé la participación del lector en la interpretación, actualización y reelaboración de este. A este respecto, Iser indica que la obra literaria posee dos polos, el polo artístico y el polo estético.

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