Analiza el relato de Perón, y relaciónalo con el texto de Scenna y el de Puiggrós. ¿Qué cuestiones encuentras en común y cuáles son diferentes? Juan D. Perón: Lo que yo vi de la preparación y realización de la revolución del 6 de septiembre de 1930 (enero de 1931) «...el General (Uriburu) habló sobre las cuestiones concernientes a un movimiento armado que debía prepararse juiciosamente y producirlo cuando se contara con el 80% de los Oficiales como mínimo. –Todos aceptamos– Luego se refirió al carácter del movimiento afirmando que sería netamente militar y desvinculado en absoluto de los políticos; dijo que habiendo sido él revolucionario en el 90, algo había sacado de enseñanza y que no se expondría y haría exponer a nadie para luego entregar el poder a los civiles. Afirmó asimismo, que el movimiento no se dirigía solamente contra los hombres que hoy usufructuaban las funciones directivas, sino también contra el régimen de gobierno y las leyes electorales que permitían llegar a tal estado de cosas y mantener el Gobierno en condiciones tan anormales. Que era necesario, en primer término, una modificación de la Constitución Nacional, a fin de que gobiernos como el de entonces no volvieran a presentarse; que quería que los resultados de la revolución fueran trascendentales. [...] En el Congreso se estaba preparando para repeler la pequeña columna que conducía el General Uriburu, y con grandes probabilidades de éxito. Sólo un milagro pudo salvar la revolución. Ese milagro lo realizó el pueblo de Buenos Aires, que en forma de una avalancha humana se desbordó en las calles, al grito de ‘viva la revolución’, que tomó la Casa de Gobierno, que decidió a las tropas en favor del movimiento y cooperó en todas formas a decidir una victoria que de otro modo hubiese sido demasiado costosa sino imposible». Miguel Ángel Scenna: Las contradicciones de Uriburu (en Los militares) «Que el general Uriburu tenía ideas muy confusas en política lo demostró al elegir gabinete, puramente civil. El jefe revolucionario que llegaba con intenciones de reformar a fondo las instituciones políticas, seleccionó un Ministerio que constituía una verdadera restauración conservadora. Viejos apellidos de resonancia anterior a 1916 reaparecieron en un primer plano. Representantes de los intereses más tradicionales volvieron a estar en el candelero, y de este modo un Presidente que se decía nacionalista se rodeó de las mentalidades más coriáceas para llevar a cabo ninguna reforma. El general Uriburu, con la más candorosa ingenuidad, comenzó por atarse las manos y cerrarse los caminos». Rodolfo Puiggrós: Quiénes apoyaron al golpe de 1930 (en Historia crítica de los partidos políticos) «Todos los partidos pusieron el hombro a la conspiración del liberalismo: unos participando o ayudando a la preparación del Golpe Militar (conservadores, antipersonalistas, socialistas independientes) y otros haciendo a Yrigoyen blanco preferido de sus ataques (partidos Socialista y Comunista) [...] Hasta Marcelo T. de Alvear que declaraba en París: ‘Yrigoyen ha jugado con el país. Socavó su propia estatua y deshizo al Partido Radical, lo que explica que los enemigos más encarnizados del jefe inepto, sean los verdaderos radicales’. Admitamos, sin hacer hincapié en las grandes exageraciones echadas a rodar por la gente interesada en desprestigiar la ‘causa’ yrigoyenista, que reinaba el caos administrativo, la paralización de los tres poderes, el peculado, el negociado y la malversación de fondos. Admitamos que el país iba a la deriva, prescindiendo también de que la crisis mundial, la sequía y la disminución del comercio exterior no se podían achacar a Yrigoyen. Lo imperdonable de la situación política argentina de 1930 es que no se hiciera oír una sola voz para denunciar que el desbarranco de Yrigoyen, por las razones enunciadas, traía la derrota de la causa del pueblo, por la cual Yrigoyen había luchado muchos años. Lo imperdonable es que la incapacidad del yrigoyenismo para superarse y hacer entrar al país en una etapa más elevada de nacionalismo popular no encontrara su remedio en la visión política y en la perspectiva histórica de los partidos que se denominaban de la clase obrera. La conspiración del liberalismo envolvió a todos los partidos, desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda».
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Analiza el relato de Perón, y relaciónalo con el texto de Scenna y el de Puiggrós. ¿Qué cuestiones encuentras en común y cuáles son diferentes? Juan D. Perón: Lo que yo vi de la preparación y realización de la revolución del 6 de septiembre de 1930 (enero de 1931) «...el General (Uriburu) habló sobre las cuestiones concernientes a un movimiento armado que debía prepararse juiciosamente y producirlo cuando se contara con el 80% de los Oficiales como mínimo. –Todos aceptamos– Luego se refirió al carácter del movimiento afirmando que sería netamente militar y desvinculado en absoluto de los políticos; dijo que habiendo sido él revolucionario en el 90, algo había sacado de enseñanza y que no se expondría y haría exponer a nadie para luego entregar el poder a los civiles. Afirmó asimismo, que el movimiento no se dirigía solamente contra los hombres que hoy usufructuaban las funciones directivas, sino también contra el régimen de gobierno y las leyes electorales que permitían llegar a tal estado de cosas y mantener el Gobierno en condiciones tan anormales. Que era necesario, en primer término, una modificación de la Constitución Nacional, a fin de que gobiernos como el de entonces no volvieran a presentarse; que quería que los resultados de la revolución fueran trascendentales. [...] En el Congreso se estaba preparando para repeler la pequeña columna que conducía el General Uriburu, y con grandes probabilidades de éxito. Sólo un milagro pudo salvar la revolución. Ese milagro lo realizó el pueblo de Buenos Aires, que en forma de una avalancha humana se desbordó en las calles, al grito de ‘viva la revolución’, que tomó la Casa de Gobierno, que decidió a las tropas en favor del movimiento y cooperó en todas formas a decidir una victoria que de otro modo hubiese sido demasiado costosa sino imposible». Miguel Ángel Scenna: Las contradicciones de Uriburu (en Los militares) «Que el general Uriburu tenía ideas muy confusas en política lo demostró al elegir gabinete, puramente civil. El jefe revolucionario que llegaba con intenciones de reformar a fondo las instituciones políticas, seleccionó un Ministerio que constituía una verdadera restauración conservadora. Viejos apellidos de resonancia anterior a 1916 reaparecieron en un primer plano. Representantes de los intereses más tradicionales volvieron a estar en el candelero, y de este modo un Presidente que se decía nacionalista se rodeó de las mentalidades más coriáceas para llevar a cabo ninguna reforma. El general Uriburu, con la más candorosa ingenuidad, comenzó por atarse las manos y cerrarse los caminos». Rodolfo Puiggrós: Quiénes apoyaron al golpe de 1930 (en Historia crítica de los partidos políticos) «Todos los partidos pusieron el hombro a la conspiración del liberalismo: unos participando o ayudando a la preparación del Golpe Militar (conservadores, antipersonalistas, socialistas independientes) y otros haciendo a Yrigoyen blanco preferido de sus ataques (partidos Socialista y Comunista) [...] Hasta Marcelo T. de Alvear que declaraba en París: ‘Yrigoyen ha jugado con el país. Socavó su propia estatua y deshizo al Partido Radical, lo que explica que los enemigos más encarnizados del jefe inepto, sean los verdaderos radicales’. Admitamos, sin hacer hincapié en las grandes exageraciones echadas a rodar por la gente interesada en desprestigiar la ‘causa’ yrigoyenista, que reinaba el caos administrativo, la paralización de los tres poderes, el peculado, el negociado y la malversación de fondos. Admitamos que el país iba a la deriva, prescindiendo también de que la crisis mundial, la sequía y la disminución del comercio exterior no se podían achacar a Yrigoyen. Lo imperdonable de la situación política argentina de 1930 es que no se hiciera oír una sola voz para denunciar que el desbarranco de Yrigoyen, por las razones enunciadas, traía la derrota de la causa del pueblo, por la cual Yrigoyen había luchado muchos años. Lo imperdonable es que la incapacidad del yrigoyenismo para superarse y hacer entrar al país en una etapa más elevada de nacionalismo popular no encontrara su remedio en la visión política y en la perspectiva histórica de los partidos que se denominaban de la clase obrera. La conspiración del liberalismo envolvió a todos los partidos, desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda».