Respuestas
Respuesta:
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Explicación:
THERE IS ES PARA UNA PERSONA
THERE ARE PARA VARIAS
Respuesta:
Explicación:
Shrouded in golden leaves,
we wait.
The world doesn’t end at sunset
and only dreams
limit themselves to things.
Through a labyrinth of blank hours
time leads us on
as autumn falls
over our house, our patio.
Shrouded in a relentless fog
we wait, we wait:
nostalgia means to live without remembering
the word we are made of.
De su quinto libro Preludios (Preludes) de 1980.
Para hacerte a la música
Necesitas de todo, de los caminos grises,
de las hondas penumbras
o las luces del alba,
de pájaros que cantan aún en el silencio;
necesitas del cielo
y la hoja de otoño,
de unas manos vacías o el amor que no vuelve,
de la blancura de la nieve;
necesitas de todo para el sueño,
para hacerte a la música de los azules más distantes,
para que al fin tu alma
tenga confianza en la muerte.
To become one with music
You are in need of everything:
grey roads,
deep glooms,
birds that sing even in silence;
the sky,
an autumn leaf,
hands empty,
love unreturning,
snow’s whiteness;
dawn lights,
you are in need of everything the dream requires,
to become one with the music
of the most faraway blues
so that eventually your soul
will have confidence in death.
De su sexto libro Muerte de Merlín (Death of Merlin) de 1985.
Entre árboles
Si eres tú la que busco
ven en la noche de perdidos reflejos,
si eres el cuerpo amado
ven entre árboles, entre canciones.
Aquí te espera un tiempo
desposeído de sus fábulas,
un cuerpo castigado por la vida
y las zarzas de los caminos.
Si eres tú la que viene
déjame una señal entre los árboles:
un velo blanco, una huella en el polvo
me bastarán en mi miseria.
Ven que la muerte espera,
como floresta magnífica espera la muerte;
si eres tú la que busco
ven protegida por un cielo.
In between trees
If you are who I look for, come
in the night of lost reflections,
if you are the beloved body,
come in between trees, in between songs.
Here awaits you a time
dispossessed of fables,
a body punished by life
and the roads’ brambles.
If you are she who comes,
leave me a sign in between trees:
a white veil, a trace in the dust
will suffice in my wretchedness.
Come now that death awaits
as marvellous forest awaits death;
if you are who I look for,
come under the sky’s protection.
De su séptimo libro, Un jardín y un desierto /A garden and a desert) de 1993.
Un verso griego para Ofelia
La tarde en que supe de tu muerte
fue la más pura del verano, estaban
los almendros crecidos hasta el cielo,
y el telar se detuvo en el noveno
color del arco iris. ¿Cómo era
su movimiento por la blanca orilla?
¿Cómo tejió tu vuelo de ese hilo
que daba casi el nombre del destino?
Sólo las nubes en la luz decían
la escritura de todos, la balada
de quien ha visto un reino y otro reino
y se queda en la fábula. Llevaron
tu cuerpo como nieve entre la rama
del polvo que ya ha oído el canto y guarda
la paz del ruiseñor de los sepulcros.
Cerré la verja del jardín, las altas
ventanas del castillo. Apenas quise
dejar que entrara el trovador que hacía
agua y laúd y flor de la madera.
Dijo su canto: el tiempo ha destejido
lo que tejió el Señor, tapiz de plata
que ya sucede y anda por la luna,
tapiz que a la madeja vuelve. Sola
podrás hallar la forma que te espera.
No sé que azul de pronto estuvo solo,
no sé cuál bosque dio a la luna amarga
su sortilegio, el girasol hallado
bajo la nave en viajes que recuerdan
las claras aguas del Mediterráneo.
La tarde en que yo supe que te ibas
fue la más pura de la muerte: estabas
en mi memoria hablándome, olvidada
entre las azucenas y en un verso
de san Juan de la Cruz. Qué cielo había
qué mano hilaba lenta, qué canciones
traían el dolor, la maravilla
que se asombra de ser en esa hora
en que estalló la luna en los almendros
y quemó los jazmines. Tú venías
por el lado del mar donde se oye
una canción, tal vez de alguna ahogada
virgen como tus pasos en la tierra.
Luego te fuiste por mi alma, reina
de fábulas antiguas y de polvo
semejante a las naves que sembraron
de sándalo y de cedro el mar de vino.
Solo te ibas, bella y en silencio,
bella como la piedra; había en hombro
un violín apagado. Los almendros
del patio y los jazmines anunciaban
una tormenta de verano. El cielo
quebró el espejo de mi casa y honda
sonó la muerte en el aljibe. Estuve
así, perdido en esa zarza ardiente
que en la memoria oculta a los que amamos.
Vestí de luto azul y quedé solo
“en vísperas del día más extenso”.