• Asignatura: Inglés
  • Autor: AlanaDeyanara
  • hace 6 años

tengo que completar como los primeros ​
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Respuestas

Respuesta dada por: erikcordobarodriguez
1

Respuesta:

.

Explicación:

THERE IS ES PARA UNA PERSONA

THERE ARE PARA VARIAS

Respuesta dada por: frfire2004
0

Respuesta:

Explicación:

Shrouded in golden leaves,

we wait.

The world doesn’t end at sunset

and only dreams

limit themselves to things.

Through a labyrinth of blank hours

time leads us on

as autumn falls

over our house, our patio.

Shrouded in a relentless fog

we wait, we wait:

nostalgia means to live without remembering

the word we are made of.

De su quinto libro Preludios (Preludes) de 1980.

Para hacerte a la música

Necesitas de todo, de los caminos grises,

de las hondas penumbras

o las luces del alba,

de pájaros que cantan aún en el silencio;

necesitas del cielo

y la hoja de otoño,

de unas manos vacías o el amor que no vuelve,

de la blancura de la nieve;

necesitas de todo para el sueño,

para hacerte a la música de los azules más distantes,

para que al fin tu alma

tenga confianza en la muerte.

To become one with music

You are in need of everything:

grey roads,

deep glooms,

birds that sing even in silence;

the sky,

an autumn leaf,

hands empty,

love unreturning,

snow’s whiteness;

dawn lights,

you are in need of everything the dream requires,

to become one with the music

of the most faraway blues

so that eventually your soul

will have confidence in death.

De su sexto libro Muerte de Merlín (Death of Merlin) de 1985.

Entre árboles

Si eres tú la que busco

ven en la noche de perdidos reflejos,

si eres el cuerpo amado

ven entre árboles, entre canciones.

Aquí te espera un tiempo

desposeído de sus fábulas,

un cuerpo castigado por la vida

y las zarzas de los caminos.

Si eres tú la que viene

déjame una señal entre los árboles:

un velo blanco, una huella en el polvo

me bastarán en mi miseria.

Ven que la muerte espera,

como floresta magnífica espera la muerte;

si eres tú la que busco

ven protegida por un cielo.

In between trees

If you are who I look for, come

in the night of lost reflections,

if you are the beloved body,

come in between trees, in between songs.

Here awaits you a time

dispossessed of fables,

a body punished by life

and the roads’ brambles.

If you are she who comes,

leave me a sign in between trees:

a white veil, a trace in the dust

will suffice in my wretchedness.

Come now that death awaits

as marvellous forest awaits death;

if you are who I look for,

come under the sky’s protection.

De su séptimo libro, Un jardín y un desierto /A garden and a desert) de 1993.

Un verso griego para Ofelia

La tarde en que supe de tu muerte

fue la más pura del verano, estaban

los almendros crecidos hasta el cielo,

y el telar se detuvo en el noveno

color del arco iris. ¿Cómo era

su movimiento por la blanca orilla?

¿Cómo tejió tu vuelo de ese hilo

que daba casi el nombre del destino?

Sólo las nubes en la luz decían

la escritura de todos, la balada

de quien ha visto un reino y otro reino

y se queda en la fábula. Llevaron

tu cuerpo como nieve entre la rama

del polvo que ya ha oído el canto y guarda

la paz del ruiseñor de los sepulcros.

Cerré la verja del jardín, las altas

ventanas del castillo. Apenas quise

dejar que entrara el trovador que hacía

agua y laúd y flor de la madera.

Dijo su canto: el tiempo ha destejido

lo que tejió el Señor, tapiz de plata

que ya sucede y anda por la luna,

tapiz que a la madeja vuelve. Sola

podrás hallar la forma que te espera.

No sé que azul de pronto estuvo solo,

no sé cuál bosque dio a la luna amarga

su sortilegio, el girasol hallado

bajo la nave en viajes que recuerdan

las claras aguas del Mediterráneo.

La tarde en que yo supe que te ibas

fue la más pura de la muerte: estabas

en mi memoria hablándome, olvidada

entre las azucenas y en un verso

de san Juan de la Cruz. Qué cielo había

qué mano hilaba lenta, qué canciones

traían el dolor, la maravilla

que se asombra de ser en esa hora

en que estalló la luna en los almendros

y quemó los jazmines. Tú venías

por el lado del mar donde se oye

una canción, tal vez de alguna ahogada

virgen como tus pasos en la tierra.

Luego te fuiste por mi alma, reina

de fábulas antiguas y de polvo

semejante a las naves que sembraron

de sándalo y de cedro el mar de vino.

Solo te ibas, bella y en silencio,

bella como la piedra; había en hombro

un violín apagado. Los almendros

del patio y los jazmines anunciaban

una tormenta de verano. El cielo

quebró el espejo de mi casa y honda

sonó la muerte en el aljibe. Estuve

así, perdido en esa zarza ardiente

que en la memoria oculta a los que amamos.

Vestí de luto azul y quedé solo

“en vísperas del día más extenso”.

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