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Respuesta:
Leía ayer sentado en el sofá y llega mi hija de doce años del cole con su mochilón verde pegado a la espalda estilo sherpa. Me saluda con prisa y directamente se sumerge en el armarito donde se guardan las magdalenas y delicatessen de merienda y desayuno.
Veo la decepción de su gesto al mirar al fondo casi vacío del paquete de sus galletas preferidas. “Solo quedan dos y ayer estaban todas”, se queja desolada. Le miro y le confieso no conocer a la autora del saqueo. Ella me dice que esto no puede ser y que “hay que poner límites”. Yo con gesto serio y solemne le digo que le comprendo. Sin embargo, por dentro y sin que se me note, me troncho de la risa ? al escuchar su frase maravillosa ?.
Explicación:
Familia
Me doy cuenta al momento de que mi pequeña se está haciendo una mujercita y yo mayor. Luego pienso que estas escenas cotidianas sencillas me llenan de alegría y dan sentido pleno a mi vida.