Respuestas
Respuesta:
debes aserlo solo/a es una pregunta personal
Explicación:
Los problemas complejos no tienen soluciones simples
A estas alturas sabemos que hay una serie de cosas que Internet nos permite hacer de manera infinitamente más sencilla que tecnologías previas. Desde coordinar acciones colectivas a gran escala entre individuos sin la necesidad de una estructura jerárquica clásica, a eliminar toda clase de intermediarios. También nos permite recoger, almacenar y analizar cantidades de información sin precedentes y ponerlas al servicio de todos.
Estas capacidades han traído consigo la promesa de repensar y regenerar muchos órdenes de la sociedad y la economía, y las hemos abrazado con entusiasmo. Los ejemplos nos desbordan: las redes sociales se han convertido en catalizadores de nuevos modos de activismo y protesta ciudadana en todo el mundo. El movimiento Open Data está poniendo al alcance de ciudadanos y de emprendedores toda clase de datos gubernamentales para mejorar la transparencia de las administraciones y fomentar nuevos procesos de innovación. Y la agregación de datos procedentes de sensores, bases de datos y información generada por usuarios se está aplicando para mejorar el tráfico de las ciudades, reducir el consumo eléctrico de los hogares o mejorar la recogida de residuos.
Sin embargo, por mucho que nos lo diga Tim O’Reilly o por muy emocionantes que sean los relatos liberadores que nos ofrece el conferenciante medio de TED, problemas de tal orden de complejidad, que implican a tantos agentes distintos con incentivos contrapuestos, no suelen solucionarse solamente con la introducción de una nueva tecnología.
El activismo en Red es claramente una herramienta poderosa para canalizar la indignación y facilitar la protesta, pero no puede, por sí solo, construir un orden alternativo que reemplace a los modelos jerárquicos institucionales fuertemente establecidos. Abrir a la ciudadanía las ricas fuentes de datos de las administraciones claramente ofrece nuevas oportunidades, pero no es una receta mágica que cree el impulso y la motivación a participar en una ciudadanía pasiva. Y estamos aprendiendo que lamentablemente, visualizar no es lo mismo que actuar; el cambio de conducta que esperamos que se produzca en nosotros cuándo somos capaces de leer nuestro consumo eléctrico diario depende de más factores que de tener un smart meter instalado en casa.
Es difícil creer que la solución de la educación en el tercer mundo sea lanzar portátiles desde el cielo sobre un pueblo aislado de Africa. Sobre todo si el que te lo cuenta es el que fabrica los portátiles.
Besitos