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5
Toda historia fantástica, por muy centrada que se encuentre en la trama principal de sus protagonistas, sus romances y tragedias, siempre contiene un anhelo, un ascua fácil de avivar por parte del autor a la hora de añadir subtramas y trasfondo al mundo para ofrecer una mayor sensación de vastedad y solidez. Empresa complicada ya que de excederse o no ser lo bastante habilidoso, puede conseguir el efecto contrario al que se desea, que es, convertir la historia en un “cajón de sastre fantástico”.
Pd: A menudo se suele confundir el término “Mito” y “leyenda”, convirtiéndolos muchas veces en hermanos. Cuando hablo de mito me refiero a la religión de una sociedad, -la que sea- con la cual ofrecer un sentido y significado al mundo y a la vida. Las leyendas serían el enramado que cubre al mito; historias protagonizadas por héroes y criaturas mágicas, conservadas y cantadas en cada generación.
A la hora de gestar un mundo fantástico existen tres opciones por las que decantarse:
1º- Crear nuevos mitos y seres de la nada con sus nombres y sonoridad personales, seguidos de sus dioses, monstruos, canciones y demás.
2º- Adoptar mitos e historias de nuestro propio mundo, cosiendo aquí y allá diferentes ramajes del folclore humano conocido.
3º- Mezclar las dos anteriores tomando y modificando aquello que el creador crea pertinente, con el fin de generar un escenario cercano aunque original para su historia.
Opinión personal:
Optaría por la tercera opción -aunque cualquiera me parece perfectamente válida-. Apropiarse de ciertos mitos del “Mundo Primario” no le resta originalidad si se le consigue imbuir un toque personal y coherente con el todo de las historia, dando lugar así, no solo un mundo rico en referencias reconocibles -pero perfiladas de diferente manera- sino una mayor conexión con el lector, ofreciéndole un marco que le es vagamente familiar.
Pd: A menudo se suele confundir el término “Mito” y “leyenda”, convirtiéndolos muchas veces en hermanos. Cuando hablo de mito me refiero a la religión de una sociedad, -la que sea- con la cual ofrecer un sentido y significado al mundo y a la vida. Las leyendas serían el enramado que cubre al mito; historias protagonizadas por héroes y criaturas mágicas, conservadas y cantadas en cada generación.
A la hora de gestar un mundo fantástico existen tres opciones por las que decantarse:
1º- Crear nuevos mitos y seres de la nada con sus nombres y sonoridad personales, seguidos de sus dioses, monstruos, canciones y demás.
2º- Adoptar mitos e historias de nuestro propio mundo, cosiendo aquí y allá diferentes ramajes del folclore humano conocido.
3º- Mezclar las dos anteriores tomando y modificando aquello que el creador crea pertinente, con el fin de generar un escenario cercano aunque original para su historia.
Opinión personal:
Optaría por la tercera opción -aunque cualquiera me parece perfectamente válida-. Apropiarse de ciertos mitos del “Mundo Primario” no le resta originalidad si se le consigue imbuir un toque personal y coherente con el todo de las historia, dando lugar así, no solo un mundo rico en referencias reconocibles -pero perfiladas de diferente manera- sino una mayor conexión con el lector, ofreciéndole un marco que le es vagamente familiar.
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