Respuestas
Respuesta:
La ansiedad, el estrés, la irritabilidad o mal genio, parecieran ser como aquel grito que hace eco en las paredes del estómago. Entonces se siente la quemazón o ardor, acompañado de pesadez, sensación de llenura, dolor y acidez, más conocida como la gastritis, una de las molestias más comunes y que más afecta la calidad de vida.
Es uno de los problemas digestivos relacionado con el factor emocional, por eso también se conoce como el “karma del malgeniado” o “gastritis emocional.” Es una de las dolencias más frecuentes en Colombia y una de las de mayor consulta médica, pues afecta a cerca del 40% de la población.
El sistema digestivo y las emociones
La mente está sobrevalorada desde hace mucho tiempo. No es que no sea importante, simplemente es un "órgano" más de nuestro organismo.
¿A dónde quiero llegar?
Cuando una persona sufre un problema, hay que tener presente todo su organismo. Durante décadas los psicólogos nos hemos centrado exclusivamente en la mente, como si fuésemos cirujanos y creyéramos que actuando en una pequeña porción, podríamos solucionar un problema de forma integral. Influye mucho, sí, pero no es suficiente.
¿Quieres una prueba aplastante?
Resulta que en el sistema digestivo almacenamos una red extensa de neuronas (unos 100 millones) interconectadas. Poseemos una estructura neuronal que posee la capacidad de producir y liberar los mismos neurotransmisores, hormonas y moléculas químicas que produce el cerebro.
En nuestro sistema digestivo se produce y almacena el 90% de la serotonina de nuestro cuerpo. Es la misma serotonina que en un 10% se crea en nuestro cerebro superior y de la que depende nuestro bienestar.
¿Será por eso que los famosos antidepresivos son más placebo que otra cosa ya que actúan a nivel cerebral?
Quizás hay que empezar a prestar más atención y cuidados a nuestro estómago, las tripas, no engañan. Además, se ha demostrado que cuidarlo y masajearlo hace que libere benzodiazepinas, uno de los medicamentos por excelencia para el tratamiento de estados ansiosos y depresivos por su efecto relajante y sedante.
Nuestro organismo se retroalimenta a través de los diferentes sistemas que lo regulan, de ahí que nuestros estados emocionales influyan el organismo y a la inversa, un pobre estado de salud repercute en nuestro estado de ánimo.
Explicación:
Respuesta:
La serotonina es un neurotransmisor, considerada hormona de la felicidad.
El 90% de su producción tiene lugar en el aparato digestivo, el 10% restante, en el cerebro.
Estado emocional y alimentación: Nuestras emociones o pensamientos están comunicados con el intestino.
El aparato digestivo contiene 100 millones de neuronas que regulan el tracto intestinal.
Estas neuronas junto con los nervios controlan movimientos del intestino, la secreción de sustancias digestivas o el flujo sanguíneo de esta parte de nuestro cuerpo.
La relación entre cerebro y sistema digestivo es bidireccional. Diversas enfermedades digestivas que cursan con inflamación o irritación, como la colitis o la gastritis, se agravan cuando, por causas emocionales, aumenta el estrés o la ansiedad.
Al no gestionar bien las situaciones de estrés, se producen alteraciones psicosomáticas afectando al aparato digestivo de una forma directa mostrando diferentes síntomas.
Dolores abdominales, diarreas, estreñimiento, mala digestión sensación de plenitud, incluso la sensación de estar llenos habiendo comido muy poco, son algunos de las dolencias producida por una no equilibrada gestión de nuestro estado emocional.
Aparato digestivo y enfermedades neurológicas
Además, los últimos estudios en este campo, demuestran la relación entre el aparato digestivo y las enfermedades neurológicas.
En la Universidad de Georgetown, se realizó un estudio en ratones, que demostró que la composición bacteriana de los roedores se ve alterada después de un daño cerebral.
Este experimento sirve para analizar la conexión entre los ictus y la flora intestinal. Controlar la flora, puede ayudar al cerebro a recuperase más rápido de las lesiones y a reducir estados de ansiedad y de depresión postraumática.
Hábitos alimenticios para cuidar nuestros ‘dos cerebros’
La base de nuestra salud física y mental es adquirir unos saludables hábitos de vida: moverse más, descansar y comer de manera saludable. Evitar bebidas gaseosas, alcohol, productos envasados y altamente procesados, y optar por una alimentación más fresca, natural y de calidad de PH alcalino.
Seguir una buena alimentación, y mantener unos hábitos saludables, servirá para sentirnos más felices, y, además, mejorar nuestra calidad de vida.