El primer Congreso Americano convocado en Lima durante el primer gobierno de Castilla tuvo como principal propósito: A)Apoyar al ex presidente Juan José Flores en su proyecto monarquista. B)Convertir a Sudamérica en un gran territorio unificado sentando las bases de la economía. C)Llevar a cabo el desarrollo del tercer ciclo doctrinario en el Perú. D)Sentar las bases para fomentar la tranquilidad y seguridad de los pueblos de Sudamérica.
Respuestas
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Historia Americana II e Historia Social Latinoamericana son cátedras de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, destinadas a alumnos de grado de las carreras de Historia y de Sociología, respectivamente. Están, además, hermanadas por su temática: la historia
del subcontinente desde el período de revoluciones de independencia hasta la actualidad. Es
esta cercanía la que en ocasiones ha hecho comulgar a ambos segmentos curriculares bajo un
mismo espacio académico y un mismo plantel docente; los contactos han sido múltiples y los
préstamos bibliográficos, recurrentes. Este libro, producido mayoritariamente por docentes y
adscriptos de las materias mencionadas, reproduce esa pulsión socio-histórica que impregna
los intereses de investigación y docencia de ambas cátedras, en las que el marco cronológico
convive con la insistencia temática sobre la problemática de la modernidad latinoamericana.
Esta obra se divide en tres partes relacionadas con preguntas sobre ciertos conceptos que
recurrentemente afloran en las clases, en las reuniones de cátedra y en los coloquios y exámenes finales: la nación, la sociedad y la cultura, y las dinámicas especiales que experimentaron
sus cruces, a lo largo de estos más de doscientos años de historia. En los sucesivos acercamientos, la intención por abarcar la unidad latinoamericana suele tensionarse con la evidencia
de las multiplicidades regionales, nacionales y locales. Asimismo, la imposibilidad de “encapsular” lo latinoamericano fuera de lo mundial, teniendo en cuenta la innumerable cantidad de interacciones y difusiones con el resto de los países americanos y de otros continentes, también
somete a aquella geografía a una constante reactualización y puesta en suspenso de su identidad. ¿Es Latinoamérica una realidad anclada en el pasado común, o un proyecto identitario
aún no consumado?
Recientemente, los entrecruzamientos políticos y culturales han aflorado de una manera
contundente para repensar esta relación. Cuando el actual rey español, Felipe VI, celebró en
Puerto Rico, el hecho de participar del primer Congreso de la Lengua española realizado en
“un país tan íntimamente ligado al conjunto de los Estados Unidos”, llevaba, hiriendo la sensibilidad de no pocos puertorriqueños, al límite el hecho mencionado. En efecto, el tardío heredero
de la reina regente María Cristina, quien había firmado el reconocimiento de la pérdida de Puerto Rico en el tratado de París, volvía a reconocer -más de un siglo después- no sólo la no españolidad de dicho territorio, sino también su condición de territorio norteamericano. ¿Configuraba esto la posibilidad de que el rey pensara que la isla no estuviera poblada mayoritariamente por latinoamericanos o, al menos como la ubicara más previsiblemente un español, iberoamericanos? El éxito de “La Mordidita”, canción del cubano Yotuel Romero interpretada por el
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puertorriqueño Ricky Martín, a lo largo de todo el continente parecería desmentirlo y “reincorporar” a las “hermanitas” perdidas, a través de la imposición del hit desde Tierra del Fuego hasta
el sur del Río Bravo (y más…).
Es por esa razón que la primera parte de este libro, sin dejar de hacer referencia a los procesos concretos de la construcción de la nacionalidad en términos políticos, se “deja perder”
asimismo, por los laberintos que llevan a los aspectos simbólicos en los que la latinoamericanidad está presente. Tanto en la historiografía sobre las independencias, discusión protagonizada por un historiador británico y otro franco-español (las penas son de nosotros, ¿los debates
historiográficos son ajenos?); como en las formas de construcción de la idea de “patria grande”
(con “tratados” y “destratos”, como apunta lúcidamente, uno de los aportes), la suma de los
países es menos que el todo de la “latinoamericanidad” a la que se hace referencia en conmemoraciones bicentenarias, mitemas, proclamas antiimperialistas o panamericanistas y miles de
palabras y gestos.