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Respuesta:
Los que nos dedicamos a la salud ambiental tenemos como objetivo principal evaluar y controlar los
factores ambientales que potencialmente afectan a la salud. La salud ambiental se dirige hacia la
prevención de la enfermedad y la creación de ambientes que promueven la salud. Por lo tanto,
estamos hablando de asegurar entornos saludables para evitar el desarrollo de enfermedades que se
pueden prevenir, mejorando así la calidad de vida de todas las personas.
En un mundo en constante proceso de urbanización los retos para un desarrollo sostenible se concentran
y se concentrarán en las ciudades, que se espera que para el 2050 acojan al 75% de la población a
escala mundial. En efecto, los problemas ambientales derivados de la vida en las ciudades
(contaminación del aire y acústica, el diseño urbano, las temperaturas extremas, etc.), estrechamente
ligados al cambio climático, son y serán el centro de atención en materia de salud pública, en la que
también se tendrá que abordar la cuestión de la justicia ambiental: ¿a quién afecta más la
contaminación atmosférica, el diseño de las ciudades o la gestión del transporte?, ¿quién es más
vulnerable a estas exposiciones?, ¿qué medidas podemos tomar para asegurar una sociedad equitativa
desde el punto de vista de la salud ambiental? El objetivo de este artículo es explicar la evidencia
científica existente hasta la fecha sobre los efectos que ciertas exposiciones ambientales directamente
relacionadas con la vida en las ciudades tienen sobre la salud, y qué podemos hacer para mejorar la
calidad de vida de sus habitantes desde el punto de vista de la salud ambiental. La Figura 1 muestra el
marco teórico de cómo las políticas urbanísticas y de transporte pueden afectar a nuestro
comportamiento, salud y calidad de vida.