Describe al conquistador, carácter más resaltantes
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Rasgos del conquistador
Armas
"Entre las características que se han apuntado para el conquistador -contempladas sus hazañas- salen su arrojo, su osadía, su valentía, su ímpetu y su empuje aventureros. Por el tamaño de sus gestas y el fervor por la aventura se les presupone hombres jóvenes, en edad no crecida que justifique la capacidad de sufrimiento, esfuerzo físico, luchas permanentes y difíciles combates contra una población de la que se ignoraba casi todo. Parece lógico que la conquista fuera obra de jóvenes guerreros, aureolando glorias al fin de combates difíciles e insólitos, en paisajes infrecuentes, como escenarios de libros de caballería -a los que eran tan aficionados- en donde el vencedor recibe la pleitesía de ricos vencidos y el amor de dóciles doncellas. Sin embargo, la Conquista es, por el contrario, obra de colonos-soldados ya de edad madura: en esa en donde no tienen cabida la irreflexión, ni la frivolidad, o los impulsos propios de una edad más joven que justifique una pasión por la aventura y una gran curiosidad por lo desconocido. El conquistador es un reflexivo hombre ya hecho: en algunos casos, verdadero hombre casi anciano, metido a peleador por un paisaje erizado de permanentes dificultades. Su participación es, pues, un hecho reflexionado. Y esta actitud no encaja con el carácter de aventurero al que siempre le caben apelativos de alocado y atolondrado".
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Rasgos del conquistador
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"Entre las características que se han apuntado para el conquistador -contempladas sus hazañas- salen su arrojo, su osadía, su valentía, su ímpetu y su empuje aventureros. Por el tamaño de sus gestas y el fervor por la aventura se les presupone hombres jóvenes, en edad no crecida que justifique la capacidad de sufrimiento, esfuerzo físico, luchas permanentes y difíciles combates contra una población de la que se ignoraba casi todo. Parece lógico que la conquista fuera obra de jóvenes guerreros, aureolando glorias al fin de combates difíciles e insólitos, en paisajes infrecuentes, como escenarios de libros de caballería -a los que eran tan aficionados- en donde el vencedor recibe la pleitesía de ricos vencidos y el amor de dóciles doncellas. Sin embargo, la Conquista es, por el contrario, obra de colonos-soldados ya de edad madura: en esa en donde no tienen cabida la irreflexión, ni la frivolidad, o los impulsos propios de una edad más joven que justifique una pasión por la aventura y una gran curiosidad por lo desconocido. El conquistador es un reflexivo hombre ya hecho: en algunos casos, verdadero hombre casi anciano, metido a peleador por un paisaje erizado de permanentes dificultades. Su participación es, pues, un hecho reflexionado. Y esta actitud no encaja con el carácter de aventurero al que siempre le caben apelativos de alocado y atolondrado".
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